jueves, 24 de mayo de 2012

15 años de viaje por el otro mundo (Cuba, 2006)

Mi primer libro de fotografías, "Cuba, el paraíso perdido" había sido un gran éxito, la tirada limitada de cien ejemplares realizada en tapa dura, firmada y numerada se agotó el mismo día de la presentación y había gran demanda de la edición realizada en tapa rústica. Así que decidí ir de nuevo a Cuba para llevar allí algunos ejemplares y regalarlos a las personas que significaron algo en los viajes anteriores, de forma que quedara repartido por casi toda Cuba.

Bahía de Cienfuegos
Fue el viaje más largo de todos, cerca de un mes,  visitamos nuevos lugares, partimos desde La Habana a Santiago y desde allí a Baracoa por una tortuosa carretera a otra región de  Cuba que era justamente la otra punta de la Isla, Yumuri, Barigua, Maguana y de nuevo a Santiago alojándonos como siempre en casa de nuestro amigo Francisco, que siempre nos ofrecía una de las mejores comidas cubanas con excelentes desayunos, es una pena que esté a mil kilómetros de La Habana, lo hubiese visitado más. De nuevo una vuelta por Songo, La Maya, El Socorro, regiones calientes de Cuba, donde el calor aprieta de verdad, aunque estábamos en Enero.

Perché, Cienfuegos
De regreso hacia Trinidad, visitamos Las Tunas, que fotográficamente no me inspiró demasiado, así que de nuevo a casa de Mandy en Trinidad que esta vez nos localizó peleas de gallos para poder hacer fotos, visitamos de nuevo el Valle de Los Ingenios y la Torre de Manaca-Iznaga donde hacen el mejor guarapo de toda Cuba.
La siguiente parada fue en Cienfuegos, nos alojamos en la casa de un canario casado con una cubana donde nos atendieron de maravilla, fuimos en un enorme barco al otro lado de la Bahía donde visitamos un lugar llamado Perché, puerto de pescadores muy interesante.
Valle de Viñales en infrarrojo

Acabamos el recorrido, como no, en nuestro querido Valle de Viñales, visitando esta vez la Hacienda de Robaina, donde dicen que hacen la mejor producción de puros de toda Cuba y fotografié por fin al señor Robaina, alojándonos como siempre en casa de Maura, gran  cocinera cubana y exquisito trato junto a su esposo en su casa colonial del pueblito de Viñales, grandes caminatas por el Valle guiadas por mi amigo Guillermo, el fotógrafo del pueblo y por las noches a tomar un mojito al ritmo de sones cubanos tocados en vivo por orquestas locales con nuestros amigos Maritza y Pirri, que bailan como nadie la sala cubana.

Después de visitar los alrededores con nuestro choffer Joel, médico del pueblo, regresamos a La Habana para después de saborear algunos paseos por su Malecón y recorrer Centro Habana y Habana Vieja preparar el regreso a casa de nuevo.

Guajiro del valle de Viñales



Fue un viaje muy completo, donde aprendimos a amar más a Cuba y sus gentes, me sentí orgulloso de haberles dedicado mi primer libro de imágenes, aunque quizás no fue del gusto de todos los cubanos, en especial de los partidiarios del régimen, me limité tan sólo a fotografiar un pueblo, una época única en la historia de la humanidad, más de 50 años de revolución se han cumplido y tuve la suerte de fotografiarlo con mi cámara, bajo mi personal mirada. Que cada cual juzgue y saque sus conclusiones, por supuesto que no quise hacer otro nuevo libro de Cuba en color, con sus coches americanos de los 50, sus mulatas, sus playas, monumentos...
Frente al Malecón

Era el momento de una Cuba en blanco y negro, con formato panorámico en su mayoría para plasmar mejor lo que sucede en cada calle, en el campo, en cualquier lugar donde hubiese vida, sin cambiar nada, contar sólo lo que estaba sucediendo en ese momento, esa era mi idea.

Fue la última vez que trabajé en Cuba sólo con el formato argéntico, de nuevo me acompañaron mi Contax G2 y dos cámaras panorámicas. 

Que pena no haber podido incorporar algunas de estas imágenes al libro, pero estaba claro que alguna vez tenía que cerrar y así lo decidí el año anterior.

Para la próxima vez había que cambiar de formato y ver a Cuba desde otro punto de vista, a lo mejor llegó la hora del color, quien sabe.







miércoles, 9 de mayo de 2012

15 años de viaje por el otro mundo (Cuba, 2005)

Había llegado la hora, después de cuatro viajes a la Isla del "paraíso perdido", pensé en publicar mi primer libro de fotografías y dedicarlo a Cuba. este viaje era para complementar algunas fotos que faltaban y que para mi eran imprescindibles en la publicación. Esta vez me acompañó sólo mi esposa Mati y juntos fuimos a La Habana, Trinidad, la ciudad más colonial y Viñales, el valle donde habitan la mayoría de guajiros, la gente del campo y donde podíamos conseguir algunas fotos de peleas de gallos en Palmarito algún domingo. Corría el mes de Marzo y era Semana Santa.


Todo en blanco y negro, denominador común del trabajo y en formato argéntico, esta vez utilizando la Contax G2 con un angular de 21 mm y un tele de 105, la panorámica XPan II con un 30 y 50 mm y la Noblex 135 U con el objetivo fijo de 28 mm. Más de 80 rollos de película, lo que hacían casi 2000 tomas.

En La Habana recorrimos las calles de Centro Habana, para mi el auténtico barrio habanero que está frente al Malecón, que también visitamos cada tarde, muy cerca de nuestro alojamiento, esta vez un gran descubrimiento en el Paseo del Prado en casa de la doctora Kenia, en pleno centro de mis actividades fotográficas, para moverte caminando.

Como siempre nos trasladamos  en la guagua de Vía Azul a Viñales a casa de Maura, donde el trato es exquisito y la comida excelente y muy abundante. Allí conseguimos por fin ir a las peleas de gallo en Palmarito, algo "prohibido", pero permisible, las cosas de este país...

Después fuimos con nuestro chofer Joel a Puerto Esperanza, Santa Lucía, donde hice fotos en un gimnasio de levantamiento de pesas, con las que llegué a conseguir la medalla de oro internacional en la Bienal de Fotografía de Deportes en Reus.

Fuimos a la Hacienda de Robaina, pero ese día no pudimos entrar al estar reunido con Raúl Castro celebrando su cumpleaños junto a otras grandes personalidades del gobierno cubano.

Partimos hacia Trinidad a casa de nuestro amigo Mandy que nos esperaba ansiosamente para darnos la noticia que al día siguiente celebraban de nuevo la procesión del Santo Entierro, que Fidel autorizaba de nuevo, después de tantísimos años, tras la visita del Papa a la Isla. Era curioso ver como la gente participaba en la procesión, a la vez que tras las puertas abiertas de sus casas podíamos ver los altares de los santos que veneraban de la religión afro-cubana.


Fuimos al valle de los Ingenios, donde todavía quedan algunas centrales azucareras para poder sacar fotografías de la gente cortando caña, contactamos con un capataz que nos prometió llevarnos al día siguiente a cambio de una botella de ron Habana de tres años. Era una de las fotos que me faltaban de esas imprescindibles para el libro, aunque ya era difícil encontrar a gente en esa actividad que como tantas otras cosas en Cuba había dejado de hacerse, pasando de ser grandes exportadores de caña de azúcar a tener que importarla.

Regresamos de nuevo a La Habana, para ya partir hacia España y nos faltaba una foto, la de un coche blanco pasando por el malecón en un día de oleaje, nunca conseguí esa escena.

La última noche cenamos en casa de mi amigo Raúl Cañibano junto a otros fotógrafos habaneros y al regreso vimos como el mar estaba algo revuelto, al levantarnos el último día nos acercamos al Malecón y era el día soñado, estuvimos casi toda la mañana haciendo fotos, al final después de casi nueve rollos conseguí la foto que cierra este capítulo y está en la contra portada del libro que edité en Diciembre de 2005, "Cuba, el paraíso perdido" del que aún me quedan algunos ejemplares para la venta y podéis conseguirlos desde mi web al precio de 25 euros. Contiene más de 150 imágenes en cuatricromía en formato 21x30 cms., de los viajes realizados en 1999, 2000, 2001, 2004 y este último de 2005. En este enlace tenéis más información: