Al año siguiente decidí dar el salto al continente americano, Latinoamérica me seducía por la similitud de culturas y sobre todo el idioma, algo muy importante para poderte comunicar sin necesidad de intermediarios, lo cual es importante para la fotografía de reportaje, hablar con la gente, romper un poco el hielo y llegar a pasar inadvertido a la hora de fotografiar, es lo ideal. Venezuela fue el primer lugar, siempre recordaré mi llegada al aeropuerto de Maiquetía, un golpe de aire caliente nos sacudió a la bajada de las escalerillas del avión, luego un taxi (antiguo coche americano como lo de las películas con un mugriento felpudo que cubría el salpicadero con las ventanillas abiertas) nos llevó al hotel donde descansamos de mi primer gran y largo viaje en avión con escalas en Barcelona y Roma (más de doce horas de viaje).
Al día siguiente fuimos al aeropuerto para trasladarnos a Mérida que estaba casi a mil kilómetros de Caracas donde nos encontrábamos, también nos acompañaron en este viaje Jorge y Paulina. Ahí comenzó el primer episodio en Latinoamérica, donde te das cuenta que estás en otro mundo. El avión después de demorar algunas horas su salida tuvo que volver a poco de despegar pues se incendió uno de los motores, la azafata con voz llorosa por megafonía nos anunciaba que regresábamos. Al bajar preguntamos qué sucedía, nos dijeron que repararían el avión y saldríamos de nuevo, no había otro avión ni otro piloto que hiciera ese recorrido, escuchamos a alguien decir “yo no subo que me devuelvan el billete, el ángel de la guarda no trabaja dos veces el mismo día…” y decidimos alquilar un coche para hacer la ruta.
Cada vez que preguntamos por donde debíamos ir, nos decían “no cojan ese camino que hay salteadores, sigan por ese otro derechitos…” Era la época de Semana Santa y nos costó bastante encontrar alojamientos, atravesamos la Cordillera de Los Andes y hacía frío, al levantarnos por la mañana no había agua para lavarnos porque las tuberías estaban congeladas. Con este frío se le produjo a Mati una contractura en la espalda y fuimos a casa de un “sobador” que andaba contando historias en la plaza de como había curado a una turista italiana después de un accidente, sobador le llaman allí a los supuestos fisioterapeutas, le hizo un ritual con un vaso a modo de ventosas, que de nada sirvió para mejorarle la dolencia que le acompañó todo el resto de viaje.
En esta ocasión utilicé la Hasselblad 500 CM y una Horizon panorámica aunque el objetivo era el reportaje no pude dejar de tomar los hermosos paisajes de La Cordillera de Los Andes y La Selva Amazónica a la que viajamos en avión al Parque Nacional de Canaima. Fue lo más caro de todo el viaje, pero mereció la pena a pesar del enorme calor, sobrepasamos los 40º y los mosquitos que nos picaban a todas horas. Allí estaban Los Tepuis, las montañas mas antiguas de la Tierra y el famoso salto del Angel, la cascada más alta del mundo, pero que esta época apenas llevaba agua. Después de otro vuelo accidentado, tuvimos que parar a mitad de camino entre Canaima y Caracas, regresamos anticipadamente a España, pues Mati continuaba con el dolor producido por una de sus hernias discales en la zona lumbar. Fue un interesante primer contacto con Latinoamérica que me dejaba con ansias de volver.
En noviembre de este mismo año decidí completar el reportaje de Marruecos del año anterior, como dice mi acompañante de este viaje, Juan Pérez de la Torre, un buen día le llamé por teléfono y le dije ¿te vienes mañana a Marruecos? (Yo creo que fueron unos días antes, aunque el sostiene lo contrario). Y al día siguiente cogimos un avión en Málaga que nos llevó a Casablanca y de allí otro a Marraquech donde estuvimos una semana por toda esa zona haciendo fotos. Juan es para mi un experto en Marruecos, personalmente pienso que tiene el mejor reportaje que hasta la fecha se ha hecho en esa zona, vivió muchos años por allí, estando destinado como legionario en Larache, aunque sus fotos las hizo después cuando vivía en Algeciras. La verdad es que lo pasamos muy bien, con él es imposible lo contrario y creo que además ambos hicimos buenas imágenes.
En este viaje estrené otra cámara panorámica, una Noblex 135U que me había comprado un día antes de salir de viaje, algo que nunca se debe hacer, pero corrí ese riesgo, además de utilizar de nuevo la Hassel. Pero como en el anterior viaje las fotos panorámicas fueron las que dieron más resultado, de hecho es un formato muy idóneo para este tipo de trabajo en el que se requiere una buena información de lo que está sucediendo en cada lugar, algo siempre dificil de transmitir en su totalidad, pienso que es la misión del fotógrafo documentalista.
Alquilamos un coche, que esta vez conducía yo y cada día salíamos a visitar un lugar cercano a Marraquech regresando al caer la tarde, que la mayoría de las veces pasábamos en la famosa Plaza Yemaa El Fna, donde hacíamos las últimas instantáneas del día mientras la plaza se iba transformando para la noche, llegaban contadores de cuentos, curanderos, encantadores de serpientes..., que iban formando grandes corrillos de gentes que se agrupaban a su alrededor y los puestos de comidas, era algo sensacional.
Visitamos poblaciones como Anrar, Asni, donde había un curioso mercado y el Valle de Ourika. Aunque lo más impresionante era la gran Medina de Marrakech, donde una vez dentro, después de escaparnos de los pesados guías que intentaban llevarte a todos los sitios de compras, llegábamos a perdernos por insólitos lugares donde sólo había gente del lugar.
Poco a poco me iba curtiendo en ese difícil mundo de la fotografía de reportaje, donde la luz no acompañaba como tu quisieras, la gente no colaboraba y tenías que valerte de muchas artimañas para poder sacar una buena imagen, por ello había que tirar muchas fotos para luego poder seleccionar mejor.
A la vuelta de cada viaje me enclaustraba en mi Laboratorio hasta revelar los rollos y luego en una tarde me hacía las hojas de contactos para empezar a seleccionar el trabajo. Después poco a poco en multitud de sesiones iba positivando en 30x40 las imágenes seleccionadas en el llamado tiraje de calidad de archivo, doble baño de revelado (suave y normal), doble fijador y después de un largo lavado de 45 minutos en lavadora de copias vertical, otra sesión para la conservación de la imagen con virados al selenio o sulfuro, a veces combinaciones entre ambos y también con oro.
(Todas las fotos que aparecen en este trabajo están a la venta en cualquier tamaño, consultar mi web en este enlace: http://www.juanmiguelalba.es/portfolios.htm y también en una carpeta que contiene tres fotografías a elegir en tamaño 20x30 cms., impresas en papel de fibra con tintas pigmentadas a un precio especial de 60 euros)
Zoco de Asni |
En noviembre de este mismo año decidí completar el reportaje de Marruecos del año anterior, como dice mi acompañante de este viaje, Juan Pérez de la Torre, un buen día le llamé por teléfono y le dije ¿te vienes mañana a Marruecos? (Yo creo que fueron unos días antes, aunque el sostiene lo contrario). Y al día siguiente cogimos un avión en Málaga que nos llevó a Casablanca y de allí otro a Marraquech donde estuvimos una semana por toda esa zona haciendo fotos. Juan es para mi un experto en Marruecos, personalmente pienso que tiene el mejor reportaje que hasta la fecha se ha hecho en esa zona, vivió muchos años por allí, estando destinado como legionario en Larache, aunque sus fotos las hizo después cuando vivía en Algeciras. La verdad es que lo pasamos muy bien, con él es imposible lo contrario y creo que además ambos hicimos buenas imágenes.
En este viaje estrené otra cámara panorámica, una Noblex 135U que me había comprado un día antes de salir de viaje, algo que nunca se debe hacer, pero corrí ese riesgo, además de utilizar de nuevo la Hassel. Pero como en el anterior viaje las fotos panorámicas fueron las que dieron más resultado, de hecho es un formato muy idóneo para este tipo de trabajo en el que se requiere una buena información de lo que está sucediendo en cada lugar, algo siempre dificil de transmitir en su totalidad, pienso que es la misión del fotógrafo documentalista.
Pastores |
Alquilamos un coche, que esta vez conducía yo y cada día salíamos a visitar un lugar cercano a Marraquech regresando al caer la tarde, que la mayoría de las veces pasábamos en la famosa Plaza Yemaa El Fna, donde hacíamos las últimas instantáneas del día mientras la plaza se iba transformando para la noche, llegaban contadores de cuentos, curanderos, encantadores de serpientes..., que iban formando grandes corrillos de gentes que se agrupaban a su alrededor y los puestos de comidas, era algo sensacional.
Visitamos poblaciones como Anrar, Asni, donde había un curioso mercado y el Valle de Ourika. Aunque lo más impresionante era la gran Medina de Marrakech, donde una vez dentro, después de escaparnos de los pesados guías que intentaban llevarte a todos los sitios de compras, llegábamos a perdernos por insólitos lugares donde sólo había gente del lugar.
Poco a poco me iba curtiendo en ese difícil mundo de la fotografía de reportaje, donde la luz no acompañaba como tu quisieras, la gente no colaboraba y tenías que valerte de muchas artimañas para poder sacar una buena imagen, por ello había que tirar muchas fotos para luego poder seleccionar mejor.
A la vuelta de cada viaje me enclaustraba en mi Laboratorio hasta revelar los rollos y luego en una tarde me hacía las hojas de contactos para empezar a seleccionar el trabajo. Después poco a poco en multitud de sesiones iba positivando en 30x40 las imágenes seleccionadas en el llamado tiraje de calidad de archivo, doble baño de revelado (suave y normal), doble fijador y después de un largo lavado de 45 minutos en lavadora de copias vertical, otra sesión para la conservación de la imagen con virados al selenio o sulfuro, a veces combinaciones entre ambos y también con oro.
(Todas las fotos que aparecen en este trabajo están a la venta en cualquier tamaño, consultar mi web en este enlace: http://www.juanmiguelalba.es/portfolios.htm y también en una carpeta que contiene tres fotografías a elegir en tamaño 20x30 cms., impresas en papel de fibra con tintas pigmentadas a un precio especial de 60 euros)