viernes, 29 de junio de 2012

15 años de viaje por el otro mundo (Cuba, 2007)

Después de hacer el libro, Cuba me seguía enganchando, además tenía grandes ventajas, conocía a mucha gente, el idioma, era facil fotografiar allí, sin tantos problemas como en otros sitios donde habías de pagar por cada foto que hagas, aquí la gente colabora, son amables y al final siempre consiguen algo, es otra cultura.

Por primera utilicé el formato digital en uno de mis trabajos, me había comprado una Canon 20 D reflex y quería probarla en estos temas, como siempre me llevé también mis cámaras analógicas, esta vez la Contax G2 y la panorámica XPan II.

Era otra visión nueva, Cuba en color y que me daba la posibildad de hacer yo los tratamientos de la imágen, pudiendo saturar más los colores y trabajar por zonas en la imágen, la verdad que disfruté con ello, si tener que escatimar en películas, aquí puedes tirar todas las que quieras, te llevas un disco duro y vas descargando para no tener que ir cargado de tarjetas.

Esta vez fuimos a disfrutar de Cuba y elegimos los lugares que más nos gustan de ella: La Habana, Trinidad y el Valle de Viñales, un lugar encantador, tranquilo, donde la gente va a lo suyo y apenas te molesta con sus historias y sus problemas, allí viven la mayoría de los guajiros, la gente que trabaja el campo y puedes ver multitud de escenas de bueyes arando, es el medio de locomoción más usado en la zona.
Por la mañana temprano me suele esperar mi amigo Guillermo, el fotógrafo del pueblo para acompañarme en los recorridos por el valle antes de que el sol apriete, buscamos escenas al paso que el siempre intenta sugerirme, cuando ya ve que no le hago mucho caso, reconoce que tengo un punto de vista diferente al suyo.

Otro día es Joel, quien nos acompaña en su almendrón negro (coche americano de los 50) a recorrer parte del Valle (Santa Lucía, San Cayetano, Pinar del Río...), médico rural, apenas se mete en mis fotografías y va parando pacientemente en cada lugar que le indico.
Por la noche después de una copiosa y maravillosa cena en casa de Maura, paseamos tranquilamente por las calles del pueblo y nos sentamos en El Patio del Decimista a escuchar algunos sones cubanos con un trago de ron o un mojito, Mati se pide una piña colada sin ron. Nos acostamos pronto, al día siguiente hay que seguir haciendo fotos.



Desde aquí nos trasladamos en una "guagua" a Trinidad, son casi siete horas de viaje, allí nos espera Mandy, como siempre con grandes proyectos para que haga esa gran foto que me hará ganar un premio importante, el hombre le pone interés pero esos proyectos en España no sirven, aunque el mayor premio que conseguí con fotos de Cuba en todos estos años fué el de Caja España, la foto fué hecha en Trinidad y me subvencionó casi tres viajes a la Isla.

Trinidad es la ciudad más colonial de Cuba y la mejor conservada, me gusta pasear por sus calles, conversar con la gente y poder fotografiarlos, el barrio de La Popa, la parte más marginal es auténtico. En los alrededores está el valle de Los Ingenios, donde antiguamente estaban toda la caña de azúcar, hoy queda muy poco de aquello.

Después de cenar vamos un rato a ver música en directo en Las Escalinatas, donde cada noche toca un grupo distinto mientras saboreamos un auténtico mojito. He aprendido a amar la música cubana y creo que actualmente es la que ocupa mayor espacio en mi biblioteca musical, como hecho de menos esos grupos aquí.

De vuelta a La Habana, nos habían invitado a cenar en casa de mi amigo Raul, junto a otros fotógrafos cubanos, entre ellos Gonzo, al que hicimos muy feliz trasladandole el dinero que había ganado en España en el Premio Luis Valtueña.

Al día siguiente se acabó el sueño cubano y otra vez de vuelta, esta vez hay revelar menos rollos de película, el digital tiene sus ventajas, al final me está enganchando, es peligroso.

www.juanmiguelalba.es


lunes, 11 de junio de 2012

15 años de viaje por el otro mundo (Viet-Nam, 2006)

Nuevamente me apetecía un cambio y quería continuar con la cultura asiática que ya comencé en la India en 2004 y esta vez elegí Viet-Nam, un país muy asequible al turismo, empezaba a tener infraestructuras para moverse, comer bien  y todo a buen precio. Recurrí como siempre a colegas fotógrafos que habían estado por allí para asesorarme de guías, alojamientos y algún que otro consejo y contacté con Manolo Navarro Forcada y José Luis Moreno, aunque esta vez no tuve suerte con los guías. 

Sa-Pa


Llegamos a Hanoi y el primer día nos desplazamos a la Agencia que nos recomendó Manolo para movernos por allí, con tan mala suerte que el español que la llevaba estaba de viaje y su mujer que nos costó trabajo entendernos con ella no había hecho mucho caso al e-mail que le mandamos y nos tiramos toda la mañana organizando el viaje de nuevo. Fué alucinante el recorrido desde nuestro hotel a la agencia en un "cyclos", bicicleta con remolque a toda velocidad en medio del enorme y anárquico tráfico de la ciudad donde nos pasaban camiones, coches, motos..., por todos lados. A la vuelta cogimos un taxi para mayor seguridad y nos fuimos a comer a Little Hanoi un lugar encantador que había muy cerca de nuestro hotel y que frecuentamos siempre que estábamos en Hanoi.

mercado de Coc-Ly
Al día siguiente partimos en un tren nocturno, compramos todo el compartimento, para dormir sólos nosotros, había cuatro camas (dos literas).  Llegamos por la mañana temprano a la región de Sa-Pa, donde nos aguardaba el chófer que habíamos contratado para llevarnos al hotel.

Después de soltar el equipaje e instalarnos nos fuimos a aprovechar el día recorriendo los alrededores, había una fina lluvia, pero la luz era extraordinaria, personalmente lo prefiero a un tiempo con sol y sin nubes, la luz lo es todo en la fotografía.

El guía era un muchachito muy joven con poco espíritu que hablaba francés, así que organizamos rutas en base a los días de mercados en las diferentes localidades donde solían reunirse las etnias que bajaban de las montañas.

El primer día fue Coc-Ly, por el camino hacíamos algunas paradas para aprovechar algunas situaciones que veíamos interesantes, como siempre digo "las fotos del camino" te dan sorpresas muy agradables . En el mercado me colé en un tugurio que estaban jugando a las cartas y me dio tiempo a realizar media docena de fotos antes de que me largaran de allí, donde estaban todos borrachos.

Sa-Pa, de regreso a sus poblados


Al día siguiente organizamos una excursión a pié por el Valle de Tavan y Giang Ta Chai, tuvimos que comprarnos unas botas de aguas y unos palos para poder caminar por un camino totalmente embarrado y resbaladizo, resultó bastante interesante, creo que fue el día más fructífero del viaje, visitamos algunos poblados de las montañas y caminamos durante casi todo el día.

Valle de Taván
En este viaje realicé algunas fotos con película infrarroja con la X-Pan II panorámica que me acompañó junto a la Noblex 135 U y la Contax G-2, fué el ultimo viaje sólo con material argéntico.
Muchas de las imágenes fueron escaneados los negativos y posteriormente tratados como si fueran archivos digitales, el resultado fue sorprendente.

Se abría un nuevo camino de poder seguir usando las cámaras clásicas con películas y poder utilizar las técnicas digitales de tratamientos de la imagen con un mayor control que en la ampliadora, además ya había papeles de fibra y de algodón similares a los tradicionales y aparecían impresoras con tintas de pigmentos minerales que aportaban gran estabilidad a esos papeles.

Valle de Taván, infrarrojo


El siguiente día fuimos a otro mercado, esta vez en Bin-Lu, carretera malísima y largo recorrido y casi todo el día lloviendo, la tónica del casi todo el viaje. Así que tuve que buscar lugares cubiertos dentro del mercado para poder trabajar sin que las cámaras se mojaran, en uno de ellos logré la foto de más abajo, que me salvó la jornada.


mercado de Bin-Lu
Realizada con la Contax G-2 con el 21 mm. La confluencia de las dos miradas me pareció genial, elegí el fondo al estar cubierto por un techo de uralita y la iluminación que había era  excelente, sólo tuve que esperar a que pasara el personaje idóneo.
En el camino de regreso estuvimos también en una boda, donde nos dejaron hacer algunas fotos.

Al siguiente día visitamos el mercado de Sa-Pa, que como todos era interesante por la confluencia de distintas etnias, era curioso ver como los hombres paseaban, fumaban en una enorme pipa, jugaban a  las cartas, mientras las mujeres vendían y trabajaban. También el día estuvo lluvioso y tuve que hacer lo del día anterior, buscar lugares cubiertos y esperar a que sucediera algo en el escenario elegido.


mercado de Sa-Pa
 A pesar de ello, estoy muy contento con las fotografías realizadas, en parte gracias a esa magnífica luz, peor hubiera sido un sol de justicia sin nubes, tampoco acompañó el guía que hasta se quedaba dormido en el coche y apenas ayudaba en nada y luego tuve que firmarle una carta de recomendación para que le consideraran en su empresa, pero por supuesto nunca le recomendé a todos aquellos fotógrafos que luego me pidieron referencia de mi viaje, que suelen ser bastantes.

Regresamos de nuevo a Hanoi en el tren nocturno y fue alucinate llegar a las cinco de la mañana con toda la ciudad en pié camino de sus trabajos, antes de ello se congregaban en un enorme parque y hacían allí su ejercicio matinal, estaba toda la ciudad. Organizamos un viaje a la Bahía de Halong, donde estuvimos dos días para poder alquilar un barco por nuestra cuenta que nos llevara por toda la Bahía a tomar fotografías, esos días la luz fue totalmente nefasta lo contrario de la región de Sa-Pa. Al regreso vivimos una aventura después de que se olvidaran de recogernos el autobús de la Agencia que contratamos en 
Bahía de Halong

  Hanoi y tuvimos que meternos en una furgoneta local que iba para Hanoi, donde llegamos de milagro, después de la conducción temeraria por el carril de la izquierda del conductor de la misma, sorteando el ganado, motos, bicicletas...

Llegamos por fin a Hanoi y al día siguiente a realizar las consiguientes compras antes de partir hacia España, comida de despedida en el Little Hanoi y con ganas de regresar alguna vez. Viet-Nam me dejó una puerta abierta.

www.juanmiguelalba.es