domingo, 2 de diciembre de 2012

15 años de viaje

El pasado viernes día 30 se presentó en el Taller f:11 de Fotografía un nuevo libro de Juan Miguel Alba. "15 años de viaje" recoge una selección de 100 fotografías de los viajes realizados por el autor entre 1996 y 2011 a Marruecos, Venezuela, Cuba, Perú, Rep. Dominicana, Haití, India y Vietnam.
 
presentación del acto a cargo de JOSE LUIS MORENO.

 
El fotógrafo  José Luis Moreno, uno de los que más ha acompañado al autor en sus diecinueve viajes fue el encargado de abrir el acto con unas palabras de agradecimiento y orgullo en reconocimiento a lo que ha supuesto el estar a su lado en todos estos años.
 
JOSE LUIS MORENO y JUAN MIGUEL ALBA al comienzo del acto.
Seguidamente Juan Miguel tomó la palabra agradeciendo a todos los que han hecho posible este gran trabajo, desde los propios "actores" que sin ellos no hubiera sido posible, pasando por los guías de viaje y especialmente su familia que le apoyó en todo momento a lo largo de todos estos años, también una especial mención al desaparecido Jaime Mota con quien compartía todas estas aventuras de viaje, que siempre les había unido de forma especial.
 
Luego se proyectó un audiovisual con todas las fotos del libro y a continuación se realizó un coloquio en torno a la fotografía de viaje en el que participaron todos los asistentes con preguntas a los integrantes de la mesa formada por el propio autor, José Luis Moreno y Alfonso Jiménez, fotógrafo y gran amigo de Juan Miguel que se desplazó desde Porcuna (Jaén) para asitir al acto.
 
JUAN MIGUEL ALBA presentando su nuevo libro.
Finalmente después de la animada tertulia se sirvió una copa de vino de la zona como celebración del nuevo libro que durante ese día los asistentes pudieron adquirir al precio especial de 40 euros. La edición está realizada por la editorial americana Blurb exclusivamente bajo encargo en tamaño de 20x25 cms., tapa rústica, con 120 páginas que recogen 100 fotografías, una por página y textos de algunos fotógrafos que lo acompañaron en sus viajes. También hay una pequeña crónica que resume todos los capítulos de viaje que aparecieron en este blog durante el presente año. El libro puede visualizarse desde la propia web del autor en este enlace:
 
 
Los que deseen tener un ejemplar de esta edición pueden adquirirlo a través de este enlace al precio de 45 euros (más gastos de envíos).
El autor quiere agradecer a todos los asistentes al acto y a las muestras de felicitación y apoyo recibidas desde distintos medios.

 


JOSE L. MORENO, JUAN M. ALBA Y ALFONSO JIMENEZ durante el coloquio.



 
 
 


 

sábado, 17 de noviembre de 2012

15 años de viaje por el otro mundo (Orissa, 2011)

De nuevo Orissa y sus tribus, Sanat, mi guía de aquella zona no paraba de escribirme para que visitáramos otras tribus y la verdad es que el viaje del año 2008 me dejó marcada aquella zona y estaba deseando volver. Esta vez convencí a Mati para que se viniera, llegamos a Delhi y por no ir demasiado cargados, esta vez viajamos con una sola maleta, siempre hay una primera vez, en quince años nunca nos había pasado, cuando fuimos a la cinta de equipajes a recoger el nuestro, no estaba.
Presentamos la reclamación y nos marchamos al hotel, al día siguiente volábamos a Bhubaneswar, donde nos esperaba Sanat, confiamos que esta llegara con retraso y la enviaran para allá. Una vez allí llamamos, pero no había manera, esta llegó con retraso, pero debíamos ir a recogerla al aeropuerto de Delhi, con lo cual sopesamos la perdida de tiempo y el pagar de nuevo billetes de avión ida y vuelta más hotel. Así que decidimos comprar ropa, lo esencial, las cosas de aseo y apañarnos así todo el viaje.
 
Sanat nos llevó a un Centro Comercial donde nos abastecimos de lo más imprescindible y al día siguiente iniciamos la ruta a la región de Orissa, comenzamos camino de Balliguda para ver las tribus Kutia-Khonda que en el viaje anterior no visitamos, se caracterizaban por sus rostros tatuados.
El alojamiento era bastante mediocre y apenas había infraestructura hotelera, tuvimos que cenar en un comedor local, no había otra cosa, mientras tanto en Delhi en nuestra maleta yacían unos exquisitos salchichones, lomo y jamón envasados al vacío para estas situaciones...  Aquí permanecimos dos días y luego partimos rumbo a Rayagada.
 
El camino era muy interesante y parábamos para hacer fotos continuamente cuando veíamos situaciones interesantes, gente trabajando en las labores agrícolas, alfareros, mujeres recolectando, la luz era bastante mala, a pesar de ser Enero, tan sólo al amanecer podías coger algunos días neblina, el resto del día había que apañarse sin ninguna nube.
Al otro día nos esperaba el interesante mercado donde accede la tribu Dongorya-Khonda, una de las más hostiles de la zona que se caracterizan por sus túnicas blancas y aros en la nariz, es difícil fotografiarlos, no acceden bajo ningún concepto y pueden ser peligrosos, incluso sus mujeres.
 
De regreso por la tarde nos encontramos nuevas escenas de trabajo rural que tienen especial interés por sus métodos ancestrales.
 


El quinto día de viaje es el más esperado, vamos al mercado donde accede la tribu Bonda, para mi la más interesante de todas, esta vez me dice Sanat que no podemos visitar el poblado, donde la otra vez salimos casi por "patas", me intenta acojonar diciendo que el mes pasado mataron dos turistas que se acercaron por allí y está totalmente prohibido. Así que intentamos acercarnos al camino para coger una luz mejor que a campo abierto e intentamos hacer algunas fotos en su "procesión" hacia el mercado, vienen casi todas esta vez tapadas con una pequeña túnica azul, es invierno y por la mañana temprano hace algo de fresco y debajo sólo llevan una especie de collares hechos con plantas cercanas a sus poblado que tapan ligeramente sus pechos y un "taparrabos".
 
Es una pena no disponer de más tiempo para esta tribu y no fotografiarlos en su habitat, ya que es prácticamente imposible. Por la tarde visitamos poblados de tribus Gadaba, más accesible, pero menos interesantes.
 
 
Al siguiente día visitamos los poblados de las tribus Paroja, siempre madrugamos para coger la primera luz de la mañana y vamos a los poblados donde la actividad es incesante al amanecer, la gente va a por agua para lavarse, hacer la comida, comienzan las labores, todo el mundo tiene su cometido.
 
 
El séptimo día vamos a visitar las tribus Dhuruba, que viven bastante lejos a las orillas de los ríos, la primera foto del día la realicé a las seis y media de la mañana, un grupo de viudas iban al río portando una cesta en la cabeza con flores que ofertaban a sus difuntos.
 
Iniciamos el camino de regreso hacia Gopalpur, hemos madrugado de nuevo y nos detenemos en algunos poblados Parojas para fotografiar las labores de sus gentes al amanecer, ese día realizo mi foto del viaje, una señora con túnica roja que se acerca con un cántaro a por agua pasando en medio de un haz de niebla entre el sol y la sombra.

Ha sido una de las fotos que más he vendido, aunque curiosamente no ha obtenido ningún premio en concursos de fotografía, será la imagen que utilice para la portada de mi segundo libro.

El camino de regreso es interesante pasamos por otro estado, Andhra Pradesh,  que tiene un bello paisaje y nos encontramos a gente esparciendo cereales en la carretera para que los camiones al pasar los aplasten con sus ruedas, todo un acontecimiento.

Por la tarde llegamos a Gopalpur, un pequeño pueblo de pescadores y nos alojamos en un hotel modesto con vistas al mar, todavía hay tiempo de hacer algunas fotos en la playa y coger la puesta de sol y algunos reflejos que dejan la gente que pasean por la orilla con sus coloridos saris.

Al siguiente día como de costumbre madrugamos bastante para ir a hacer fotos de los pescadores de la zona que vienen con la captura de peces y la subastan en plena arena, luego las mujeres las cargan sobre sus cabezas y las llevan a la lonja.

Partimos hacia Puri, último alojamiento del viaje, de camino vamos parando para fotografiar las escenas que nos encontramos. Es el último día de trabajo, el décimo, ya mañana volamos para Delhi y poco podremos hacer, así que después de discutir con Sanat, que se empeñaba en que desayunaramos antes de partir en el hotel, consigo hacerle entender que el camino es largo y cuando lleguemos al poblado de pescadores de Konark, la luz habrá cambiado, había una densa niebla y quería fotografiar las escenas de pescas, las más interesantes de la zona.



Fue un día interesante y tal como había previsto, si llegamos a desayunar perdemos la buena luz, enseguida salió de sol y se disipó la niebla. Pude hacer más de 500 imágenes y mereció la pena, luego desayunamos y Sanat se empeñó en llevarnos a visitar el templo del Sol, realmente poco más había que hacer por aquí, pensé que el trabajo estaba hecho y estaba contento con lo realizado.
 
Al día siguiente partimos para Bhubaneswar para coger el vuelo hacia Delhi y desde allí rumbo a España. Recuperamos la maleta después de una odisea en el aeropuerto, pero lo importante eran las nuevas imágenes que podía aportar a este gran serie de 15 años de viaje por este otro mundo.
 
Ya está el libro acabado y viene de camino desde EE.UU., done lo han impreso y espero poder presentarlo en mi taller el próximo día 30 de noviembre con un total de 100 imágenes recopiladas, que son todas las que he ido publicando en esa serie de artículos. Pronto daré información sobre él y como adquirirlo.
 
 
 




 


sábado, 3 de noviembre de 2012

15 años de viaje por el otro mundo (Perú, 2010)

Después del paréntesis por el reciente viaje a Camboya, retomo de nuevo los viajes que faltaban en la crónica de los 15 años.
Me apetecía de nuevo ir a Perú y era una buena ocasión para ir con Mati, que acababa de perder a su padre y de esa forma apartarla de todos esos pensamientos que no paras de darle vueltas cuando finalmente ya no te quedan ninguno de tus padres.
Lo peor fue que se nos pegó un compañero de viaje del que no voy a perder el más mínimo tiempo en hablar de él, pero si me quedó claro, que era la segunda vez que pasaba en mis viajes y sería la última, así se lo hice saber. A veces es mejor viajar sólo que con una compañía nefasta, no lo olvidéis nunca, de todas formas el viaje resultó interesante.

Entierro en Maras




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De nuevo me esperaba Eugenio, nuestro guía,  pero esta vez no nos alojamos en su casa después de la experiencia de la vez anterior, nos alojamos en el Hostal Loreto, muy céntrico,en plena Plaza de Armas y desde allí cada mañana nos recogía Eugenio y nos llevaba al visitar el Valle Sagrado, Pisac, Qoya, Ollantaytambo, Urcos, Maras, Chinchero..., los mismos recorridos de la otra vez, sin visitar de nuevo Machu Picchu, allí la foto ya estaba hecha y había quedado muy contento con ella.
 
Mercado de Chinchero
 
Propusimos a Eugenio hacer la ruta Viracoche que nos llevaba hasta la frontera con Bolivia, era el propósito de este viaje, ya que la vez anterior la recorrimos en bus y no pudimos ir parando y había visto cosas interesantes, sobre todo grandes rebaños de alpacas y llamas, la temperatura bajó bastante y en el Puerto de la Raya nos nevó, era sobrecogedor, recuerdo que Mati disfrutó como una niña haciéndose fotos con las pequeñas alpacas.
 
Recorrimos Andahualiyas, Atuncolla, Siquani, Anta, Chicacupe, Ayaviri, Combapata, Pukara, Raqchi, Tinta, antes de llegar a Puno, donde nos alojamos para ir un día a la frontera con Bolivia.
 
A la vuelta nos quedamos en un pueblecito llamado San Pablo, cerca de Santa Rosa donde celebraban la Fiesta de Mamaché Belén y allí nos permanecimos unos tres días fotografiando todo el ambiente magnífico que había entorno a la festividad, se vestían todos los días con diferentes trajes, como de carnaval y bailaban y desfilaban por el pueblo.
 
Por supuesto no podía pasar por alto las enormes borracheras que se cogían sobre todo las mujeres, recuerdo que una me dio una enorme patada en la rodilla por hacerle una foto, lo cual truncó mi gran carrera futbolistica impidiéndome fichar al siguiente año por el Real Madrid, por lo que no me quedó más remedio que seguir fotografiando.
 
Atuncolla


 
 
 
 
 
En el camino de regreso nos llevamos una desagradable sorpresa, había lluvias fuertes y habían quedado desoladas poblaciones que habíamos fotografiado en el camino de ida como Oropesa, la ciudad del pan, la casa donde lo habíamos comprado, había quedado casi deshaucida. Piñipampa, donde hacían las tejas y me había pasado una mañana entera haciendo fotos y charlando con ellos, quedó totalmente sepultada por el agua.
 
Con suerte pudimos pasar, estuvimos a punto de quedarnos aislados y preparamos nuestro regreso a España, esta vez había trabajado más en el formato digital, aunque como siempre traía algunos rollos para revelar realizados con mi cámara panorámica. Así pude añadir nuevas imágenes de este país a mi trabajo, pero pienso que al menos esta zona está ya acabada para mi trabajo, es un lugar que también me ha gustado, aunque he observado esta vez que ya quedan menos habitantes a lo largo del Valle, la gente ha emigrado a las grandes ciudades en busca de una vida mejor y esto ha dejado estos lugares bastante vacíos.
 
El próximo capítulo será el último de esta serie de viajes, nuevamente visité las tribus de Orissa en el 2011, estoy finalizando mi libro "15 años de viaje", donde estarán todas estas imágenes que he publicado en estos escritos, 100 en total que resumen todos estos años viajando por esta parte del planeta, tengo previsto presentarlo en mi taller el próximo 30 de Noviembre si todo va bien, os lo  confirmaré para que asista todo el que lo desee.
 
 
 
 
 

domingo, 21 de octubre de 2012

Viaje a Camboya, Octubre 2012


Regresamos de un nuevo viaje, desde el avión y en  las esperas en los aeropuertos vamos dando forma a este escrito. Ahora viene lo peor, el camino de vuelta, cuatro vuelos y más de veinte horas de viaje que se hacen interminables, pero todo merece la pena si al final conseguimos nuevas imágenes que añadir a mis trabajos fotográficos, este viaje ha sido más corto, prácticamente siete días de trabajo y he capturado unas 3500 imágenes, después de hacer la primera gran criba, ya tengo las 50 con las que seguramente comenzaré a dar forma al trabajo.
 



Esta vez ha sido diferente, he combinado paisaje (templos de Angkor) con reportaje documental (la vida de la gente en este país), que es lo que suelo hacer en estos últimos dieciséis años en mis trabajos. Después de un día en Bangkok de tránsito para Siem Reap (Camboya), visitamos por la mañana un mercado flotante a unos 80 kms., de la ciudad, que después de ver los de Camboya, no mereció la pena en absoluto.
  
A la llegada a Camboya fuimos a visitar el famoso poblado flotante del Lago Tonle Sap, donde luego pude comprobar que es mucho mejor otro que descubrí al final  y después mencionaré, Tonle Sap está hecho para el turismo, te cobran 20 dolares por el paseo en barca durante algo más de una hora y te llevan a un pequeño poblado donde visitas una escuela, antes te dicen que los niños son huérfanos y no tienen para comer, que si quieres le compras en una tienda un saco de arroz de 25 Kg., para que coman diez días. Cuando llegas a la tienda y ves a un tipo vestido en plan “chuleta” con gafas de sol, cadenas de oro y un taco de billetes en el bolsillo, de todo lo que los turistas le compramos (a 25 euros el saco), te das cuenta del negocio. Pero al final lo compras y se lo das a los niños, aunque  te quedas sabiendo que te han tomado el pelo una vez más. Luego visitas un criadero de cocodrilos donde hay una tienda de souvenir para que compres y de vuelta a casita. NO RECOMIENDO ESTE RECORRIDO EN ABSOLUTO.

 
El camino hasta el lago si me resultó interesante, hasta tal punto que volvimos otro día para fotografiar a la gente que vive al lado del lago. Todos los recorridos los hicimos en tuc-tuc, una especie de motocarro, que va abierto, no como en la India y te da una mejor visión de lo que sucede a tu alrededor, el conductor iba despacio, con gran cuidado, así que lo contraté para todos los días y por unos 100 euros estuvo con nosotros los siete días. Al final quedó encantadísimo con nosotros y nos dijo que nunca en su vida nadie lo contrató tanto tiempo, lo máximo fueron dos o tres días.
 
 
El calor era sofocante y la luz muy mala, a veces después de alguna tormenta salían algunas nubes, pero en general la luz ha estado fatal, a pesar de que madrugábamos todos los días  a las seis de la mañana, para estar ya en ruta a las siete. También los templos estaban repletos de turistas, era imposible a veces conseguir lugares vacios para fotografiar,  es  lo que tiene sitios tan turísticos… Por lo demás, podías comer por apenas 10 euros los dos y las comidas estaban muy bien. El hotel extraordinario, habitación amplia, caja de seguridad, albornoz, zapatillas, agua mineral, todo incluido, más un desayuno con  buffet bastante amplio y piscina por si quieres relajarte cuando llegas de un duro día de trabajo, todo por 36 euros. Hotel Angkor Riviera.
Si sacas un bono de 40 dolares por persona (aquí en este país se funciona con dólares), puedes visitar los templos durante tres días todo el tiempo que desees. Realmente es lo ideal, pues en un día es difícil ver varios, ya que algunos son bastantes grandes y merece la pena, realmente con una buena luz y poca gente se puede hacer un buen trabajo, claro que siempre esta Photoshop para hacer luego unos “arreglillos”.  Para mi son imprescindibles los de Angkor Wat, Bayon y Ta Prhom, el templo de las raices.
Por el camino a algunos templos hay algunos poblados interesantes para fotografiar la forma de vida de esta gente, con casas en alto, para salvaguardarlas de los animales y el agua. Al final casi sin quererlo descubrí el gran poblado flotante, menos turístico que el anterior mencionado, es  un bosque sumergido, pero a mi lo que realmente me gustó fue la vida de estos personajes con sus casa flotantes sobre el agua, se llama Komplong Phluk y está mucho más lejos de Siem Reap que el anterior, por un camino más malo, pero merece la pena incluso el reportaje de este camino, que ya no me dio tiempo a realizar, pues lo descubrí el ultimo día, lo visité a la caída de la tarde, por lo que volvimos al dia siguiente por la mañana temprano, pues el recorrido son mas de tres horas, llegas a un punto que desembarcan  y allí coges una pequeña canoa que por tres dólares te llevan por el poblado y el bosque sumergido, el viaje en barco te cuesta quince dólares, menos que el de Tonle Sap, más tiempo y más interesante, la verdad es que el primero me defraudó. Realmente mi viaje a Camboya se suscitó por un reportaje que vi de este poblado en un programa de TV.
 
Vuelvo con casi 50 GB de archivos, bastante menos que en otros viajes, realmente este fue mas corto, algunos rollos de película con mi cámara panorámica (cada vez menos), pero muy satisfecho por los momentos  y la experiencia vivida, es lo esencial y ahota toca "revelar" las imágenes conseguidas, estas que ilustran el reportaje  no son de las que pasaron  la criba final, pero servirán como pequeña muestra para este reportaje. Cuando esté terminado lo colgaré  en mi web, dentro de la sección “Portfolos”, donde figuran los trabajos realizados hasta el momento durante mis más de treinta años como fotógrafo recorriendo parte de este planeta (España, Francia, Portugal, Suiza, Marruecos, Venezuela, Cuba, Perú, República Dominicana, Haití, India, Viet-Nam y ahora Camboya). Espero que lo disfrutéis tanto como yo.
 
www.juanmiguelalba.es

domingo, 14 de octubre de 2012

Templos de Angkor, Camboya

Hoy hemos vuelto a ir de templos, el recorrido ha sido más largo que el día anterior, pero menos intenso. Al mediodía mientras comíamos ha caído una inmensa tormenta que ha durado cerca de una hora (que suerte), hoy la luz estaba algo mejor y la tormenta ha favorecido la formacion de algunas nubes, por lo que al final he regresado a Ankor Wat donde podía haber medio millón de asiáticos (mayoría japoneses) para ver el templo (es que soy andaluz y somos un poco exagerados), también algunos europeos y españoles, que desde que estoy aquí no se si lo seguiremos siendo o hemos perdido  ya esa condición.
 
Templo de Angkor Wat


Por fin conseguí la foto que deseaba tener para mi colección de grandes maravillas del mundo. Aunque habrá que mejorar algo el proceso, que lo he hecho en mi pequeño ordenador  de viaje aplicando los nuevos virajes del CS6 que me han encantado como veréis, en un plis-plas para colgarla en este blog.
Mañana toca reportaje con la gente, he encontrado por el camino una pequeña población que me ha resultado muy interesante y voy a ir mañana a visitarla para seguir también con ese tema. En este viaje toca "piedras y gente", pero realmente estos templos son una maravilla están inmersos dentro de la jungla y hay escenas impresionantes, lástima que la luz no acompañe demasiado.  Esta noche he visitado una galería, que me ha recordado mucho la de mi amigo Jesús Jaime, y he visto unas fotos muy interesantes de un fotógrafo llamado John Mc Dermott en blanco y negro sobre los templos de Angkor. Si tenía alguna duda, me ha reafirmado el tratamiento que pienso dar a estas imágenes.
Estoy cansado y continuaré otro día, mañana hay que seguir fotografiando.

 

sábado, 13 de octubre de 2012

Saludos desde Camboya

Después de más de veinte horas de viaje y coger cuatro vuelos, ya estamos en Camboya. Llevó aquí ya cinco días y la verdad ha merecido la pena, aunque hoy nos hayamos pegado una paliza tremenda recorriendo templos, algo que siempre me ha horrorizado, esto es otra cosa, como ya me pasó con Machu Picchu, Taj Mahal, los templos de Angkor merece la pena no morir sin visitarlos.
 
procesada con CS6 y sus nuevos y maravillosos virajes argénticos

 
Hace un calor tremendo, he sudado como en ningún viaje y ahora os escribo esto desde el hotel después de descargar las tarjetas, procesar esta imagen ligeramente y mañana otra vez diana a las seis de la mañana, esperando que la luz me sonría, hasta ahora bastante dura, aunque esta tarde nos cayó un aguacero mientras capturaba esta imagen.
 
El viaje esta siendo interesantisimo, a la vuelta ya os contare mas detalles, saludos a todos los fotógrafos viajeros y a los otros también claro y a los que le gusta la fotografía.
A todos mis amigos. Desde Camboya.
 
 

 
 

viernes, 5 de octubre de 2012

15 años de viaje por el otro mundo (India, 2009)

Nuevamente de viaje a la India, esta vez me acompañaba Mati, quien nunca había estado allí y por fin se decidió a visitar este inmenso y variado país.
Llegamos a Delhi y desde allí volamos a Varanasi, ciudad santa, lo que quiere decir que va a ser difícil tomar una cerveza y la comida casi toda vegetariano, pero bueno siempre hay excepciones...
 




 
 
Hacía mucho calor, por lo que como siempre madrugamos y a media mañana había que volver al Hotel a descansar, el calor se hacía insoportable a veces. Era la auténtica India, calles estrechas que daban a una gran avenida con mucho tránsito y diversidad de castas y religiones.
 
 


Mati, al ser la primera vez que venía alucinaba con todo aquello y no se arrepintió en absoluto de tomar esta vez la decisión de acompañarme, aunque por la tarde diésemos una vuelta por las orillas del Ganges para ver los crematorios y oficios fúnebres. La verdad es que a ambos nos encantó Benarés o Varanasi como suelen llamar a esta ciudad del Noreste de la India.
 
 
Este viaje trabajé más en formato digital, empleando una cámara de sensor completo alternando dos objetivos: 24-105 y 17-40mm., también utilicé mi formato panorámico argéntico, aunque esta vez sólo hice cinco rollos.
 
Después de tres días allí volvimos a Delhi, donde nos esperaba Misra, el guía que normalmente utilizaba mi querido  amigo Jesús Jaime.
 
Nos dispusimos a visitar Rajastán, tal como lo había hecho cinco años antes, para mostrar a Mati esta otra India de suntuosos palacios mezclados con la miseria de la mayoría de sus habitantes, las luces y las sombras, como le llamé a mi anterior trabajo en esta zona.

Comenzamos por Agra para visitar el Taj Mahal, esta vez nos fuimos temprano a la otra orilla para intentar hacer algo de reflejos sobre el río, aunque había muy poca agua, para ello madrugamos bastante y luego visitamos el palacio. Después continuamos la ruta camino de Jaipur, la ciudad azul y visitamos sus alrededores.

 

 

Camino de Pushkar nos desviamos a un poblado llamado Pachewar famoso por su fuerte, que me había recomendado Jesús, allí estuvimos un par de días, lugar tranquilo con gente amable donde realicé quizás la mayor parte de las fotos importantes del viaje. Realmente era lo mejor, quedarte en un lugar y así te familiarizas con la gente y puedes trabajar mejor.

La mitad de las fotos seleccionadas para este reportaje se hicieron en Pachewarde allí partimos hacia Pushkar, también ciudad santa, aunque demasiado turística, tiene un enorme ghat donde la gente hacen sus plegarias y abluciones, pero estaba en obras, con lo cual la estancia allí fotográficamente fue nula, por lo que partimos rumbo a Jaisalmer, la puerta del desierto del Thar, aunque esta vez no me adentré en él. Merece la pena visitar esta ciudad si vas al Rajastán, aunque es uno de los puntos más lejanos, el calor allí llegaba a ser asfixiante y encima con los cortes de energía eléctrica a veces te quedabas sin aire acondicionado en el hotel y sin refrigerador para las bebidas en los restaurantes.
 
Retornamos hacia Delhi por Bikaner y Mandawa, famosa por sus havelis, casa pintadas que son una auténtica maravilla, aunque como casi todo por allí, muy abandonado y sin cuidado alguno, que pena.
 
Por el camino íbamos parando cuando nos encontrábamos alguna situación interesante y a Misra no se le había ido el pie en el acelerador, las carreteras habían mejorado bastante en esta zona, por lo que nuestro chófer pisaba a fondo, a pesar que iba todo el camino diciéndole: "despacio, foto, foto..." pero ni caso, el estaba deseoso por llegar a la ciudad de destino cuanto antes. La verdad es que no tuve suerte con los guías en esta zona de la India.
 
 
Pese a todo encontramos algunas situaciones interesantes como la foto de arriba, una cooperativa que se construía sus propios ladrillos para sus casas y sobre todo la de las cosechadoras de trigo que hay un poco más arriba en este reportaje, que me "pagó" este viaje con el premio conseguido en el Certamen de Salamanca Agricultura y Ganadería.
 
Bajo mi punto de vista Rajastán se ha vuelto demasiado turística y ya todo el mundo te pide rupias su quieres hacerle una foto y algunos a tarifa alta. Es complicado hacer fotos sin estar rodeado de niños pidiéndote y mujeres que son muy reacias a la cámara fotográfica, quizás todo esto tenga bien parte de culpa la fotografía digital que ha popularizado en exceso el reportaje de viajes. A veces te ves fotografiando en un poblado lejano donde crees que no ha ido nadie todavía y los niños se acercan a mirar por la pantalla LCD para ver la foto.
 
La India es un país muy grande y con gran variedad de culturas, así que en futuro procuraré ir a otra región, para mi Rajastán, está ya acabado y estoy satisfecho de lo que he realizado en esta zona.
 
 
 

viernes, 31 de agosto de 2012

15 años de viaje por el otro mundo (Cuba, 2008)

Como casi siempre en Septiembre los huracanes visitan la Isla de Cuba, este vez fueron dos en poco tiempo que hicieron mucho daño a gran parte de la Isla, sobre todo a mi querido Valle de Viñales. Ike y Gustav que así los llamaron dejaron sin agua y luz todo el Valle casi cerca de un mes y destruyeron gran cantidad de viviendas, algunas de mis amistades cubanas les afectó bastante, por lo que decidí reunir algo de fondos, medicinas, ropa..., para ayudar en algo a los damnificados.
 
 
Con las fotos que había hecho en el anterior viaje a las Tribus de Orissa en India, realicé una tirada especial en formatos pequeños para que todo aquel que lo deseara pudiese colaborar con la compra de alguna imagen y  la respuesta y  colaboración fue asombrosa, algunos también como mi amigo Sebastián consiguieron gran cantidad de medicación y material médico que llevaría a  Joel, mi buen amigo y médico de Viñales.
 
Era bastante complicada la ayuda porque si la entregabas vía oficial no estaba garantizado que llegara totalmente a los afectados, así que decidí entregarla "in situ", recorriendo los lugares afectados y entregando personalmente cantidades a los que veía en peor situación, pero era difícil, pues eran demasiados, tan sólo en esta parte de Cuba y no había para todos, así que lo centralicé en algunas familias y el resto con pequeñas donaciones.
niño sin vivienda en el Valle de Viñales

Todo el pueblo estaba muy afectado, te contaban lo ocurrido todavía con miedo de que fuese a repetirse y los más viejos del lugar no recordaban otro de igual magnitud.

Recorrimos gran parte del Valle fotografiando los lugares afectados que ya conocía de viajes anteriores y observando en algunas fotos, el antes y después del paso de los temibles huracanes.
Es de reconocer que apenas hay víctimas mortales, el Gobierno lo tiene bien estructurado  y en cuanto hay previsiones de riesgo evacúan a todo el mundo a lugares más seguros y la gente normalmente suele colaborar.
 
Aquello me dejó bastante tocado después de ya ocho viajes a Cuba cuando iban a cumplirse los 50 años de la revolución cubana, para ello fui fotografiando también a personas que la habían vivido para hacer un trabajo sobre ellas, finalmente entrevisté a mi gran amigo Liborio, uno de los míticos fotógrafos de la revolución junto al desaparecido Alberto Korda y Raul Corrales. Charlamos juntos en su casa del Vedado la última tarde antes de partir para España, recordando aquel viaje suyo a Barcelona, donde nos conocimos y hablamos largo y tendido sobre aquella revolución que ha dejado una huella imborrable en la historia.
Malecón de La Habana
 Después de aquello me di cuenta que llevaba casi diez años viajando a Cuba y casi nada había cambiado, todo estaba igual o peor, las mismas carencias y no se veía que fuera a evolucionar pronto, me entró una gran desilusión, era muy difícil arreglar aquello, demasiado complicado, siempre iban a vivir a expensas de la ayuda exterior y eso es muy  limitado.
 
Desde entonces no he vuelto a Cuba y no he publicado ningún otro trabajo, ni tan siquiera este que os comento, sigue ahí guardado en el olvido, de vez en cuando me dan ganas de volver pero me gustaría quedarme con el recuerdo de los primeros viajes y no este último en el que a pesar de llevar tantas cosas tan sólo sirve para ayudar a muy pocos, que quizás con el paso del tiempo lo perdieran de nuevo en otro nuevo ciclón...
 
Cuba siempre fue mi destino favorito, mi segunda patria, pero para mi ya es complicado ir allí a fotografiar a disfrutar de las buenas orquestas de música cubana, charlar con sus gentes, pasear por sus calles... Sin que al final te cuenten lo mal que lo están pasando, con tantas cosas de que carecen, recuerdo en este último viaje como una madre buscaba desesperada algunos huevos para darle de comer a su hijo y no había por ningún lado, ni siquiera en el mercado negro, donde al final acaban comprando los más pudientes.

Ahora con la gran crisis mundial todo se agrava, porque hay menos turistas y por consiguiente menos ayudas. Espero volver algún día y que todo haya mejorado y encontrarme allí con todos mis amigos, incluso los que como Abilio, se fueron un día intentando buscar una vida mejor para los suyos. A todos ellos les deseo lo mejor.

www.juanmiguelalba.es 
 

viernes, 10 de agosto de 2012

15 años de viaje por el otro mundo (Orissa, 2008)

Era un viaje que llevaba planeado desde hacía ya seis años, cuando en Barcelona coincidí con el fotógrafo de San Marino Albano Sgarbi, ambos como jurados de la Bienal Aqueducte, a la que asistí invitado al haber ganado el Premio de Honor de la edición anterior. Allí intercambiamos libros, yo le regalé el mío de Cuba y él a su vez uno de la India, en él encontré unas imágenes de unas tribus que me llamaron bastante la atención, cuando le pregunté, me dijo que eran de la región de Orissa. Desde entonces estuvimos en contacto, me envió información de la región, muy poco tratada por el turismo y con escasa infraestructura, por ello no era recomendable ir sólo, así que esta vez me acompañó de nuevo José Luis, en el tercer viaje que hicimos juntos.

Nos la jugamos por falta de otras referencias mejores y a través de internet buscamos guía y chófer para la ruta. Llegamos a Delhi y desde allí al siguiente día nos trasladamos en avión a Bhubaneswar, la capital de la región, donde nos recogió Sanat, nuestro guía con un chófer en un 4x4 que habíamos alquilado. Hablamos de lo que deseábamos hacer y nos modificó algo la ruta que llevábamos planificada por problemas de algunas tribus que andaban en revueltas con misioneros, al día de hoy no se si creerlo, pero en aquel entonces nos pareció bien y accedimos a los cambios. Digo ésto pues me he dado cuenta que Sanat intenta llevarte a su terreno inventando historias.
Tribu Bonda
Iba cargado con la Contax G2, las panorámicas X-Pan II y Noblex 135 U y en formato digital una Canon 20 D con un Sigma 10-22, esta vez el formato digital iba a tener mayor protagonismo que el argéntico. Empezaba a sacar mayor partido a este formato, por su inmediatez, mayor control final de la imagen y considerable ahorro en material, las películas y su posterior revelado era ya un lujo para alguien que como yo hacía tantas imágenes en un viaje, con lo cual había que alternar los formatos, pues también donde estuviera una imagen en papel de emulsión de plata con esos matices de grises y negros, no había igual, todo el mundo lo reconocía al comparar las imágenes en uno y otro sistema.


Comenzamos el recorrido por las tribus Dessia Khonda y el poblado de pescadores de Gopalpur, era alucinante esta región, aunque con malísimas carreteras y lo que tardábamos de un sitio a otro a pesar de no haber tanta distancia en kilómetros, pero las escenas que te ibas encontrando al paso merecían la pena. Sanat era buen guía en este sentido, como pocos que había tenido, buscaba buenas situaciones fotográficas, conectamos en este sentido, aunque quizás era demasiado protector y temeroso de las situaciones y a veces nos marchábamos de poblados porque no le gustaba el ambiente, eran muy dados al consumo de alcohol e incluso por la mañana algunos estaban demasiado borrachos.

poblado Paroja
Las escenas que encontramos en este viaje fueron bastante especiales, como quizás en pocos de los que he tenido, incluso en la segunda vez que visité esta región. Recuerdo una mañana a eso de las seis que nos encontramos a un lado del arcén un ritual Dessia Khonda, donde unas hechiceras le hacían un conjuro a una niña que estaba enferma, nos tiramos allí cerca de una hora fotografiando.

Visitábamos mercados donde se congregaban las tribus y había mucho ambiente, poblados a los que Sanat se adentraba desde la carretera por caminos que el conocía y accedíamos a escuelas donde nos dejaban tomar fotos. Estuvimos también con los Gadaba y los Paroja, pero la primera tribu verdaderamente singular que encontramos fue la Dongorya Khonda, que no se prestaban en nada a ser fotografiados, ni aún pagando, con lo cual había que robar alguna foto si querías tener una imagen de esa tribu, no había otro remedio y eran peligrosas como te vieran apuntarle con el objetivo de la cámara, una piedra era lo menos que podía caerte.


tribu Dhuruba
Al regreso ese día de camino al hotel con encontramos a un grupo de gente aventando el trigo, es la foto que figura en la cabecera del reportaje y que para mi fue una de las fotos que contribuyó a financiarme el viaje, por el número de premios que conseguí con ella y algunas ventas. Es mi único modo de financiación de estos viajes que cada año vengo realizando, hasta la fecha no he tenido la suerte de que nadie me lo encargara, es dificil conseguir  algo así, al menos a mi todavía no se me ha dado, por ello tengo que buscar otras salidas, que cada vez resultan más difíciles.

Al siguiente día visitamos un mercado donde accedieron la tribu de los Bonda, sin duda la más interesante de todo el lugar, también la más salvaje de todas, Sanat nos insistía que a los hombres no les hiciéramos fotos bajo ningún concepto, aunque realmente las que despertaban interés eran las mujeres, con esos escasos ropajes, que se hacían con plantas cercanas a sus poblados. Insistimos a Sanat en visitar uno de ellos, pues las fotos en el mercado son bastantes dificiles, mucha gente, luz malísima...
poblado Katamguda

Nos decía que eran muy lejanos, de dificil acceso y peligrosos. Conseguimos convencerlo y otro día   nos levantamos a las cuatro de la madrugada rumbo al poblado más cercano, Katamguda. Caminamos varias horas atravesando ríos y colinas, Sanat no creía que fuéramos a llegar, confiaba en que diéramos la vuelta, pero no nos conocía. Por fin llegamos al lugar después de una larga caminata cargado sólo con la Canon 20 D y la panorámica X-Pan II, unas barritas energéticas y sin agua... Para no ir demasiado cargados.

niño Bonda
Sanat nos advirtió que no fuésemos a hacer fotos antes de negociar con los jefes de la tribu, tuvimos que esperar primero a que terminaran de comer y luego nos permitieron hacer algunas fotos previo pago de una cantidad de dinero, pero después de unas pocas imágenes se acabó, querían más dinero... Después de un tira y afloja en el que Sanat nos pidió que nos fuéramos conseguimos hacer algunas fotos más sólo a cuatro mujeres de la tribu  elegidas por nosotros y otra cantidad adicional de dinero. Pero la sesión acabó rápidamente, un hombre muy borracho me dió un manotazo en la cámara, casi me la tira al suelo y Sanat nos dijo que debíamos irnos que amenazaban con matarnos, el guía local que contratamos para subir al poblado nos enseñó un enorme cuchillo que escondía en su espalda, pero poco podía hacer con tanta gente, así que nos volvió a insistir en marcharnos.
poblado Katamguda



Era el lugar soñado, pero no podíamos hacer otra cosa, así que regresamos al coche, nos esperaba una gran caminata de vuelta, cuando llegamos nos tiramos rápido para beber agua y le dijimos a Sanat que regresábamos al hotel, estábamos muy cansados, pero seguro que habíamos hecho  buenas fotos en el poblado, aunque nos supo a muy poco.

 Al día siguiente comenzamos el largo camino de regreso hacia Gopalpur, visitando el lago Chilika y haciendo fotos al amanecer a los pescadores en la playa de Puri, por la tarde fuimos al poblado de pescadores de Konark, más interesante que el anterior.

Después de despedirnos de Sanat y darle una buena propina por sus servicios, el chófer nos dejó en el hotel para al día siguiente recogernos y llevarnos de nuevo al aeropuerto para coger el vuelo a Delhi y de allí rumbo a España. Sin duda fué un gran viaje, muy cansado con escasa infraestructura, sobrevivimos muchos días gracias a la comida traída desde nuestra tierra, pero había merecido la pena por las imágenes que llevábamos. Ya en el aeropuerto traía una selección de unas doscientas fotos para hacer luego la criba final que quedó en unas 45 de formato digital, más unas 20 de las realizadas en emulsión de plata, esas de las que sólo hago en tirada limitadísima, prácticamente dos copias de cada en principio y el resto hasta un límite de 25 de cada original bajo pedido exclusivo.



viernes, 29 de junio de 2012

15 años de viaje por el otro mundo (Cuba, 2007)

Después de hacer el libro, Cuba me seguía enganchando, además tenía grandes ventajas, conocía a mucha gente, el idioma, era facil fotografiar allí, sin tantos problemas como en otros sitios donde habías de pagar por cada foto que hagas, aquí la gente colabora, son amables y al final siempre consiguen algo, es otra cultura.

Por primera utilicé el formato digital en uno de mis trabajos, me había comprado una Canon 20 D reflex y quería probarla en estos temas, como siempre me llevé también mis cámaras analógicas, esta vez la Contax G2 y la panorámica XPan II.

Era otra visión nueva, Cuba en color y que me daba la posibildad de hacer yo los tratamientos de la imágen, pudiendo saturar más los colores y trabajar por zonas en la imágen, la verdad que disfruté con ello, si tener que escatimar en películas, aquí puedes tirar todas las que quieras, te llevas un disco duro y vas descargando para no tener que ir cargado de tarjetas.

Esta vez fuimos a disfrutar de Cuba y elegimos los lugares que más nos gustan de ella: La Habana, Trinidad y el Valle de Viñales, un lugar encantador, tranquilo, donde la gente va a lo suyo y apenas te molesta con sus historias y sus problemas, allí viven la mayoría de los guajiros, la gente que trabaja el campo y puedes ver multitud de escenas de bueyes arando, es el medio de locomoción más usado en la zona.
Por la mañana temprano me suele esperar mi amigo Guillermo, el fotógrafo del pueblo para acompañarme en los recorridos por el valle antes de que el sol apriete, buscamos escenas al paso que el siempre intenta sugerirme, cuando ya ve que no le hago mucho caso, reconoce que tengo un punto de vista diferente al suyo.

Otro día es Joel, quien nos acompaña en su almendrón negro (coche americano de los 50) a recorrer parte del Valle (Santa Lucía, San Cayetano, Pinar del Río...), médico rural, apenas se mete en mis fotografías y va parando pacientemente en cada lugar que le indico.
Por la noche después de una copiosa y maravillosa cena en casa de Maura, paseamos tranquilamente por las calles del pueblo y nos sentamos en El Patio del Decimista a escuchar algunos sones cubanos con un trago de ron o un mojito, Mati se pide una piña colada sin ron. Nos acostamos pronto, al día siguiente hay que seguir haciendo fotos.



Desde aquí nos trasladamos en una "guagua" a Trinidad, son casi siete horas de viaje, allí nos espera Mandy, como siempre con grandes proyectos para que haga esa gran foto que me hará ganar un premio importante, el hombre le pone interés pero esos proyectos en España no sirven, aunque el mayor premio que conseguí con fotos de Cuba en todos estos años fué el de Caja España, la foto fué hecha en Trinidad y me subvencionó casi tres viajes a la Isla.

Trinidad es la ciudad más colonial de Cuba y la mejor conservada, me gusta pasear por sus calles, conversar con la gente y poder fotografiarlos, el barrio de La Popa, la parte más marginal es auténtico. En los alrededores está el valle de Los Ingenios, donde antiguamente estaban toda la caña de azúcar, hoy queda muy poco de aquello.

Después de cenar vamos un rato a ver música en directo en Las Escalinatas, donde cada noche toca un grupo distinto mientras saboreamos un auténtico mojito. He aprendido a amar la música cubana y creo que actualmente es la que ocupa mayor espacio en mi biblioteca musical, como hecho de menos esos grupos aquí.

De vuelta a La Habana, nos habían invitado a cenar en casa de mi amigo Raul, junto a otros fotógrafos cubanos, entre ellos Gonzo, al que hicimos muy feliz trasladandole el dinero que había ganado en España en el Premio Luis Valtueña.

Al día siguiente se acabó el sueño cubano y otra vez de vuelta, esta vez hay revelar menos rollos de película, el digital tiene sus ventajas, al final me está enganchando, es peligroso.

www.juanmiguelalba.es