Nos encontramos en la mitad del viaje, seguimos en nuestro alojamiento de Jeypore, donde nuestro guía Sanatan nos ha buscado un buen hotel y hoy visitamos poblados de la tribu Paroja, son gente más accesible que las tribus de los días anteriores y por la tarde visitamos una escuela, donde hay pocos niños pues es época de vacaciones, algo así como la semana blanca en mi tierra, con la diferencia que aquí los profesores van al colegio para dar clases a los niños que los padre no tienen con quien dejarlos. Nos cuentan las profesoras que vienen desde bastante lejos, es toda una vocación ser maestro en la India.
Por el camino puedes encontrarte todo tipo de situaciones, hasta un gurú que parece sacado de la época de los hippies.
Al día siguiente madrugamos bastante para ir a los poblados de la tribu Dhuruba, que viven al lado de los ríos. Al salir nos encontramos en medio de una gran neblina y una mañana algo gélida a las viudas que van con cestos de flores para echarlos al río en homenaje a los muertos.
La gente madruga bastante para realizar sus tareas y por el camino te vas encontrando numerosas actividades, me sorprendió como un pequeño hombre cortaba con su hacha un tronco de un árbol de la forma más primitiva.
Por fin después de varias horas de camino y carretera infernal llegamos a uno de los poblados Dhuruba que recordaba de mi viaje anterior, fuimos al río a ver como las mujeres lavan sus cacerolas, sus ropas y también aprovechan para el aseo personal.
Después de este "gran banquete" y unos plátanos que llevábamos seguimos la ruta para visitar el mercado donde iban las tribus de los alrededores.
Después del mercado visitamos algúnn poblado cercano de camino a nuestro alojamiento y en uno de ellos un borracho que venía desde el mercado estuvo a punto de darme en la cabeza con una bomba de aire, nuestro guía como siempre atento lo evitó, pues yo andaba fotografiando unos personajes y apenas me di cuenta que venía hacia mi. Aquí la gente cuando se emborracha suele ser bastante peligrosa y violenta.
(continuará)
Después del mercado visitamos algúnn poblado cercano de camino a nuestro alojamiento y en uno de ellos un borracho que venía desde el mercado estuvo a punto de darme en la cabeza con una bomba de aire, nuestro guía como siempre atento lo evitó, pues yo andaba fotografiando unos personajes y apenas me di cuenta que venía hacia mi. Aquí la gente cuando se emborracha suele ser bastante peligrosa y violenta.
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