Llegamos al séptimo día de nuestra estancia en tierras cubanas, hoy lo vamos a dedicar a recorrer algunas playas caribeñas, hemos elegido dos en Trinidad: La Boca, donde van todos los cubanos de esta parte de la Isla, a la que el fotógrafo cartagenero Diaz Burgos dedicó uno de sus libros "Bienvenidos a La Boca", pero que en esta época del año no estaba ni mucho menos con el ambiente que el supo captar magistralmente como nos tiene acostumbrados en todos sus trabajos y después la playa de Ancón, donde van los turistas extranjeros a bañarse en una playa caribeña de arena blanca y mar azul verdoso cristalino.
Partimos en dos almendrones de los años cincuenta, bien apretaditos como los cubanos, bueno no tanto... Y nos detenemos por un largo espacio de tiempo en La Boca, como ya dije muy despoblada en esta época de año para el turismo nacional. Luego accedemos a la playa de Ancón, que está muy cerquita y paramos por el camino a realizar algunas tomas en una laguna cercana a la carretera.
Seguimos nuestro camino hasta Ancón, donde recorremos la playa y vemos el gran contraste cuando nos adentramos en la zona cubana, donde todos están metidos en el agua, jugando a la pelota y jaleando sin parar, contrastando con el silencio y quietud de la zona más turística. Allí algunos buscan "plagiar" la foto de Mellado de la portada de uno sus libros tomada aquí.
Acabamos la mañana en Casilda, visitando su puerto donde nos prohíben la entrada y tenemos que fotografiar desde la valla, con agujeros ya acondicionados para nuestros objetivos y después paramos un buen rato en el pueblo para continuar con nuestras tomas mañaneras hasta la hora de comer. Comida que realizamos en la misma casa de ayer, luego descanso y por la tarde última visita a las calles de Trinidad y sus gentes en dos grupos diferentes.
Es una delicia, pasear por sus calles y jugar con su arquitectura, sus sombras, charlar con la gente, adentrarnos en sus casas y disfrutar de una experiencia que poco a poco se nos va terminando, ya mañana volvemos para La Habana para agotar los dos últimos días de viaje.
Esta noche toca despedirse de la noche cubana en Las Escalinatas, después de cenar donde se escuchan a grandes grupos de ritmos cubanos, mientras los bailarines hacen las delicias del público. Está abarrotado, no hay ni sitio entre los escalones para sentarse en el suelo, atrás quedan esos años en los que podías elegir una mesita y sentarte a escuchar esa deliciosa música cada noche.
Nos retiramos pronto, que mañana hay que salir temprano para La Habana, vamos de regreso...
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