viernes, 31 de agosto de 2012

15 años de viaje por el otro mundo (Cuba, 2008)

Como casi siempre en Septiembre los huracanes visitan la Isla de Cuba, este vez fueron dos en poco tiempo que hicieron mucho daño a gran parte de la Isla, sobre todo a mi querido Valle de Viñales. Ike y Gustav que así los llamaron dejaron sin agua y luz todo el Valle casi cerca de un mes y destruyeron gran cantidad de viviendas, algunas de mis amistades cubanas les afectó bastante, por lo que decidí reunir algo de fondos, medicinas, ropa..., para ayudar en algo a los damnificados.
 
 
Con las fotos que había hecho en el anterior viaje a las Tribus de Orissa en India, realicé una tirada especial en formatos pequeños para que todo aquel que lo deseara pudiese colaborar con la compra de alguna imagen y  la respuesta y  colaboración fue asombrosa, algunos también como mi amigo Sebastián consiguieron gran cantidad de medicación y material médico que llevaría a  Joel, mi buen amigo y médico de Viñales.
 
Era bastante complicada la ayuda porque si la entregabas vía oficial no estaba garantizado que llegara totalmente a los afectados, así que decidí entregarla "in situ", recorriendo los lugares afectados y entregando personalmente cantidades a los que veía en peor situación, pero era difícil, pues eran demasiados, tan sólo en esta parte de Cuba y no había para todos, así que lo centralicé en algunas familias y el resto con pequeñas donaciones.
niño sin vivienda en el Valle de Viñales

Todo el pueblo estaba muy afectado, te contaban lo ocurrido todavía con miedo de que fuese a repetirse y los más viejos del lugar no recordaban otro de igual magnitud.

Recorrimos gran parte del Valle fotografiando los lugares afectados que ya conocía de viajes anteriores y observando en algunas fotos, el antes y después del paso de los temibles huracanes.
Es de reconocer que apenas hay víctimas mortales, el Gobierno lo tiene bien estructurado  y en cuanto hay previsiones de riesgo evacúan a todo el mundo a lugares más seguros y la gente normalmente suele colaborar.
 
Aquello me dejó bastante tocado después de ya ocho viajes a Cuba cuando iban a cumplirse los 50 años de la revolución cubana, para ello fui fotografiando también a personas que la habían vivido para hacer un trabajo sobre ellas, finalmente entrevisté a mi gran amigo Liborio, uno de los míticos fotógrafos de la revolución junto al desaparecido Alberto Korda y Raul Corrales. Charlamos juntos en su casa del Vedado la última tarde antes de partir para España, recordando aquel viaje suyo a Barcelona, donde nos conocimos y hablamos largo y tendido sobre aquella revolución que ha dejado una huella imborrable en la historia.
Malecón de La Habana
 Después de aquello me di cuenta que llevaba casi diez años viajando a Cuba y casi nada había cambiado, todo estaba igual o peor, las mismas carencias y no se veía que fuera a evolucionar pronto, me entró una gran desilusión, era muy difícil arreglar aquello, demasiado complicado, siempre iban a vivir a expensas de la ayuda exterior y eso es muy  limitado.
 
Desde entonces no he vuelto a Cuba y no he publicado ningún otro trabajo, ni tan siquiera este que os comento, sigue ahí guardado en el olvido, de vez en cuando me dan ganas de volver pero me gustaría quedarme con el recuerdo de los primeros viajes y no este último en el que a pesar de llevar tantas cosas tan sólo sirve para ayudar a muy pocos, que quizás con el paso del tiempo lo perdieran de nuevo en otro nuevo ciclón...
 
Cuba siempre fue mi destino favorito, mi segunda patria, pero para mi ya es complicado ir allí a fotografiar a disfrutar de las buenas orquestas de música cubana, charlar con sus gentes, pasear por sus calles... Sin que al final te cuenten lo mal que lo están pasando, con tantas cosas de que carecen, recuerdo en este último viaje como una madre buscaba desesperada algunos huevos para darle de comer a su hijo y no había por ningún lado, ni siquiera en el mercado negro, donde al final acaban comprando los más pudientes.

Ahora con la gran crisis mundial todo se agrava, porque hay menos turistas y por consiguiente menos ayudas. Espero volver algún día y que todo haya mejorado y encontrarme allí con todos mis amigos, incluso los que como Abilio, se fueron un día intentando buscar una vida mejor para los suyos. A todos ellos les deseo lo mejor.

www.juanmiguelalba.es 
 

viernes, 10 de agosto de 2012

15 años de viaje por el otro mundo (Orissa, 2008)

Era un viaje que llevaba planeado desde hacía ya seis años, cuando en Barcelona coincidí con el fotógrafo de San Marino Albano Sgarbi, ambos como jurados de la Bienal Aqueducte, a la que asistí invitado al haber ganado el Premio de Honor de la edición anterior. Allí intercambiamos libros, yo le regalé el mío de Cuba y él a su vez uno de la India, en él encontré unas imágenes de unas tribus que me llamaron bastante la atención, cuando le pregunté, me dijo que eran de la región de Orissa. Desde entonces estuvimos en contacto, me envió información de la región, muy poco tratada por el turismo y con escasa infraestructura, por ello no era recomendable ir sólo, así que esta vez me acompañó de nuevo José Luis, en el tercer viaje que hicimos juntos.

Nos la jugamos por falta de otras referencias mejores y a través de internet buscamos guía y chófer para la ruta. Llegamos a Delhi y desde allí al siguiente día nos trasladamos en avión a Bhubaneswar, la capital de la región, donde nos recogió Sanat, nuestro guía con un chófer en un 4x4 que habíamos alquilado. Hablamos de lo que deseábamos hacer y nos modificó algo la ruta que llevábamos planificada por problemas de algunas tribus que andaban en revueltas con misioneros, al día de hoy no se si creerlo, pero en aquel entonces nos pareció bien y accedimos a los cambios. Digo ésto pues me he dado cuenta que Sanat intenta llevarte a su terreno inventando historias.
Tribu Bonda
Iba cargado con la Contax G2, las panorámicas X-Pan II y Noblex 135 U y en formato digital una Canon 20 D con un Sigma 10-22, esta vez el formato digital iba a tener mayor protagonismo que el argéntico. Empezaba a sacar mayor partido a este formato, por su inmediatez, mayor control final de la imagen y considerable ahorro en material, las películas y su posterior revelado era ya un lujo para alguien que como yo hacía tantas imágenes en un viaje, con lo cual había que alternar los formatos, pues también donde estuviera una imagen en papel de emulsión de plata con esos matices de grises y negros, no había igual, todo el mundo lo reconocía al comparar las imágenes en uno y otro sistema.


Comenzamos el recorrido por las tribus Dessia Khonda y el poblado de pescadores de Gopalpur, era alucinante esta región, aunque con malísimas carreteras y lo que tardábamos de un sitio a otro a pesar de no haber tanta distancia en kilómetros, pero las escenas que te ibas encontrando al paso merecían la pena. Sanat era buen guía en este sentido, como pocos que había tenido, buscaba buenas situaciones fotográficas, conectamos en este sentido, aunque quizás era demasiado protector y temeroso de las situaciones y a veces nos marchábamos de poblados porque no le gustaba el ambiente, eran muy dados al consumo de alcohol e incluso por la mañana algunos estaban demasiado borrachos.

poblado Paroja
Las escenas que encontramos en este viaje fueron bastante especiales, como quizás en pocos de los que he tenido, incluso en la segunda vez que visité esta región. Recuerdo una mañana a eso de las seis que nos encontramos a un lado del arcén un ritual Dessia Khonda, donde unas hechiceras le hacían un conjuro a una niña que estaba enferma, nos tiramos allí cerca de una hora fotografiando.

Visitábamos mercados donde se congregaban las tribus y había mucho ambiente, poblados a los que Sanat se adentraba desde la carretera por caminos que el conocía y accedíamos a escuelas donde nos dejaban tomar fotos. Estuvimos también con los Gadaba y los Paroja, pero la primera tribu verdaderamente singular que encontramos fue la Dongorya Khonda, que no se prestaban en nada a ser fotografiados, ni aún pagando, con lo cual había que robar alguna foto si querías tener una imagen de esa tribu, no había otro remedio y eran peligrosas como te vieran apuntarle con el objetivo de la cámara, una piedra era lo menos que podía caerte.


tribu Dhuruba
Al regreso ese día de camino al hotel con encontramos a un grupo de gente aventando el trigo, es la foto que figura en la cabecera del reportaje y que para mi fue una de las fotos que contribuyó a financiarme el viaje, por el número de premios que conseguí con ella y algunas ventas. Es mi único modo de financiación de estos viajes que cada año vengo realizando, hasta la fecha no he tenido la suerte de que nadie me lo encargara, es dificil conseguir  algo así, al menos a mi todavía no se me ha dado, por ello tengo que buscar otras salidas, que cada vez resultan más difíciles.

Al siguiente día visitamos un mercado donde accedieron la tribu de los Bonda, sin duda la más interesante de todo el lugar, también la más salvaje de todas, Sanat nos insistía que a los hombres no les hiciéramos fotos bajo ningún concepto, aunque realmente las que despertaban interés eran las mujeres, con esos escasos ropajes, que se hacían con plantas cercanas a sus poblados. Insistimos a Sanat en visitar uno de ellos, pues las fotos en el mercado son bastantes dificiles, mucha gente, luz malísima...
poblado Katamguda

Nos decía que eran muy lejanos, de dificil acceso y peligrosos. Conseguimos convencerlo y otro día   nos levantamos a las cuatro de la madrugada rumbo al poblado más cercano, Katamguda. Caminamos varias horas atravesando ríos y colinas, Sanat no creía que fuéramos a llegar, confiaba en que diéramos la vuelta, pero no nos conocía. Por fin llegamos al lugar después de una larga caminata cargado sólo con la Canon 20 D y la panorámica X-Pan II, unas barritas energéticas y sin agua... Para no ir demasiado cargados.

niño Bonda
Sanat nos advirtió que no fuésemos a hacer fotos antes de negociar con los jefes de la tribu, tuvimos que esperar primero a que terminaran de comer y luego nos permitieron hacer algunas fotos previo pago de una cantidad de dinero, pero después de unas pocas imágenes se acabó, querían más dinero... Después de un tira y afloja en el que Sanat nos pidió que nos fuéramos conseguimos hacer algunas fotos más sólo a cuatro mujeres de la tribu  elegidas por nosotros y otra cantidad adicional de dinero. Pero la sesión acabó rápidamente, un hombre muy borracho me dió un manotazo en la cámara, casi me la tira al suelo y Sanat nos dijo que debíamos irnos que amenazaban con matarnos, el guía local que contratamos para subir al poblado nos enseñó un enorme cuchillo que escondía en su espalda, pero poco podía hacer con tanta gente, así que nos volvió a insistir en marcharnos.
poblado Katamguda



Era el lugar soñado, pero no podíamos hacer otra cosa, así que regresamos al coche, nos esperaba una gran caminata de vuelta, cuando llegamos nos tiramos rápido para beber agua y le dijimos a Sanat que regresábamos al hotel, estábamos muy cansados, pero seguro que habíamos hecho  buenas fotos en el poblado, aunque nos supo a muy poco.

 Al día siguiente comenzamos el largo camino de regreso hacia Gopalpur, visitando el lago Chilika y haciendo fotos al amanecer a los pescadores en la playa de Puri, por la tarde fuimos al poblado de pescadores de Konark, más interesante que el anterior.

Después de despedirnos de Sanat y darle una buena propina por sus servicios, el chófer nos dejó en el hotel para al día siguiente recogernos y llevarnos de nuevo al aeropuerto para coger el vuelo a Delhi y de allí rumbo a España. Sin duda fué un gran viaje, muy cansado con escasa infraestructura, sobrevivimos muchos días gracias a la comida traída desde nuestra tierra, pero había merecido la pena por las imágenes que llevábamos. Ya en el aeropuerto traía una selección de unas doscientas fotos para hacer luego la criba final que quedó en unas 45 de formato digital, más unas 20 de las realizadas en emulsión de plata, esas de las que sólo hago en tirada limitadísima, prácticamente dos copias de cada en principio y el resto hasta un límite de 25 de cada original bajo pedido exclusivo.