domingo, 27 de marzo de 2011

Vuaje a India (4)

Madrugamos como de costumbre, antes de salir el sol, esta vez sin desayunar siquiera nos  trasladamos a una playa cercana para tomar imágenes de la llegada de las barcas de pesca en la región de Gopalpur.

Hacía un poco de frío y cogí algunas galletas para mitigar un poco el hambre mientras no paraba de hacer fotos con la Canon 5D y mi panorámica X-Pan II.


Después de sacar la pesca los pescadores curiosamente rociaban toda la playa con los pescados capturados y procedían a una subasta en plena arena, el que se la adjudicaba cogía luego a unas mujeres que cargaban en grandes cestas los pescados y los porteaban sobre sus cabezas hasta el muelle donde eran pesados y vendidos, en la mayoría de los casos al exterior.

La gente del lugar no tiene poder adquisitivo para comprar el pescado y prefieren venderlo fuera a países como Japón o China.
Retornamos al hotel a  desayunar algo más consistente e iniciamos el camino hacia Puri, nuestro último destino del viaje. De camino visitamos el Lago Chilika, que al igual que el anterior viaje nos cogió a mediodía con una luz bastante mala y continuamos hacia Puri visitando al atardecer paisajes de agricultura con bastante verde y  no demasiada actividad, solamente algunas familias laboran en los campos.

A la caída de la tarde llegamos al último alojamiento después de una gran comida en un lujoso restaurante en Puri, el mejor de todo el viaje y eso que  apenas nos costó 12 euros al cambio, nuestro guía siempre se empeñaba en llevarnos a restaurantes módicos locales, si bien es cierto que en otras regiones no había alternativa, lo cierto es que ahora estábamos en una zona turística y podíamos comer de un modo más "decente". Esa noche cenamos en la habitación del hotel, pues nos dijeron que el restaurante era exterior y había muchos mosquitos, como no teníamos la vacuna de la malaria (todo se quedó en la maleta que debíamos recoger a la vuelta en el aeropuerto de Delhi) y nos preparamos para el siguiente y último día del circuito. Cargamos las baterías de las cámaras como cada noche, descargamos las imágenes en el disco duro de seguridad (suelo llevar dos en el viaje) y si da tiempo visualizamos las imágenes realizadas y editamos las plantillas de los metadatos.

(continuará)

miércoles, 23 de marzo de 2011

Viaje a India (3)

Hoy tenemos un viaje largo desde Jeypore hasta Gopalpur, hemos elegido otra carretera para el viaje de regreso por la ruta de Andhra Pradesh, que nos ha sorprendido por sus enormes y coloristas regiones de cultivos, de haberlo sabido hubiese acortado la estancia  en Puri para estar un día por esta zona que es bastante interesante. Es frecuente ver como los rebaños cortan el tráfico al paso por las ciudades y carreteras.
Pasamos por un lugar donde los campesinos esparcen los cereales por la carretera para que los camiones al circular los machaquen contra el asfalto.

Es realmente sorprendente la vida en este país y que diferente en cada una de las regiones.

Vamos a comer en "lo que nos encontremos por el camino" y seguiremos el viaje hacia Gopalpur, la infraestructura en esta zona para el turismo es prácticamente nula, salvando los pocos hoteles que hay en algunos de los lugares que hemos visitado, quizás por ello esta región sigue siendo de las menos tocadas por el turismo.

Llegamos a Gopalpur a la caída de la tarde y nos apresuramos a dejar el equipaje en nuestro nuevo alojamiento que está al lado de la playa para irnos rápido a fotografiar a la gente que van a ver la puesta de sol a la playa, metiéndose en el mar con ropa incluida, familias, escolares, parejas...

Es interesante ver como se refleja en la baja mar el colorista ropaje de los habitantes de esta región de pescadores. Mañana madrugaremos para ir a la salida del sol cuando los pescadores sacan la pesca y la subastan en la misma playa.

(continuará)

lunes, 21 de marzo de 2011

Viaje a India (2)

Nos encontramos en la mitad del viaje, seguimos en nuestro alojamiento de Jeypore, donde nuestro guía Sanatan nos ha buscado un buen hotel y hoy visitamos poblados de la tribu Paroja, son gente más accesible que las tribus de los días anteriores y por la tarde visitamos una escuela, donde hay pocos niños pues es época de vacaciones, algo así como la semana blanca en mi tierra, con la diferencia que aquí los profesores van al colegio para dar clases a los niños que los padre no tienen con quien dejarlos. Nos cuentan las profesoras que vienen desde bastante lejos, es toda una vocación ser maestro en la India.
Por el camino puedes encontrarte todo tipo de situaciones, hasta un gurú que parece sacado de la época de los hippies.

Al día siguiente madrugamos bastante para ir a los poblados de la tribu Dhuruba, que viven al lado de los ríos. Al salir nos encontramos en medio de una gran neblina y una mañana algo gélida a las viudas que van con cestos de flores para echarlos al río en homenaje a los muertos.
La gente madruga bastante para realizar sus tareas y por el camino te vas encontrando numerosas actividades, me sorprendió como un pequeño hombre cortaba con su hacha un tronco de un árbol de la forma más primitiva.
Por fin después de varias horas de camino y carretera infernal llegamos a uno de los poblados Dhuruba que recordaba de mi viaje anterior, fuimos al río a ver como las mujeres lavan sus cacerolas, sus ropas y también aprovechan para el aseo personal.

Esta vez nuestro guía nos improvisó un pic-nic al lado de la carretera cocinando unos noodles para nosotros en un pequeño infiernillo, pues por el camino no había posibilidad de  comer algo.
Después de este "gran banquete" y unos plátanos que llevábamos seguimos la ruta para visitar el mercado donde iban las tribus de los alrededores.

Después del mercado visitamos algúnn poblado cercano de camino a nuestro alojamiento y en uno de ellos un borracho que venía desde el mercado estuvo a punto de darme en la cabeza con una bomba de aire, nuestro guía como siempre atento lo evitó, pues yo andaba fotografiando unos personajes y apenas me di cuenta que venía hacia mi. Aquí la gente cuando se emborracha suele ser bastante peligrosa y violenta.

(continuará)

jueves, 17 de marzo de 2011

Viaje a India (1)

Este año he visitado las tribus de Orissa en la India, ha sido un viaje interesante lleno de grandes experiencias, la primera fue la pérdida de la maleta que contenía todo lo necesario para el viaje, es la primera vez que viajamos con una sola maleta para reducir bultos y la única en que la maleta no llegó a su destino, por lo que tuvimos que comprar todo lo necesario para continuar el viaje (ropa, útiles de aseo...). Suerte que nunca facturo el equipo fotográfico y los cargadores de batería iban dentro del equipo, por lo que sólo perdí el cargador de la Canon G-11 y las pilas de recambio para la X-Pan II que tuve que comprar de nuevo.

Desde Delhi nos desplazamos a Bhubaneswar en avión interno para iniciar el recorrido por las tribus de Orissa, allí nos esperaba nuestro guía Sanatan con su chófer. Al día siguiente después de realizar las compras necesarias para el viaje iniciamos el recorrido, la primera parada fue Baliguda donde visitamos las tribus de Kutia Khonda que habitan en sus montañas. Esta tribu era nueva para mí, ya que en mi anterior viaje de 2008 no la habíamos visitado, se caracterizan por las pinturas sobre el rostro y sus pirsin sobre nariz y oídos. Caminamos a pié durante toda la mañana recorriendo algunos poblados y de noche volvimos a nuestro módico alojamiento de duras camas para reponer fuerzas para el siguiente día que partiríamos para Rayagada.

El viaje a Rayagada por una carretera en pésimo estado nos llevó casi todo el día, por el camino fuimos visitando más poblado de los Kutia Khonda, al mediodía paramos a comer en un "restaurante local" donde te sirven la comida (arroz blanco) sobre una hoja de parra con unos cuantos "pegotes" de verdura con mucho picante alrededor, era el momento de sacar aquel maravilloso salchichón que se quedó en la maleta en el aeropuerto de Delhi, así que no tuvimos más remedio que comprar unos plátanos por el camino para poder subsistir.

Nos levantamos al amanecer, como siempre para aprovechar las mejores luces de día y porque las carreteras están todas en muy mal estado y tardamos en llegar a los lugares. Hoy vamos al mercado donde bajan las tribus Dongoriya Khonda, que no son nada afables, nada más hay que ver sus rostros, atuendos, peinados... Estas tribus, como la mayoría que pueblan esta región de la India, aprovechan el día de mercado para intercambiar géneros que traen de sus tribus por otros distintos. Las mujeres son las que llevan todo el peso y cargan sobre sus cabezas las hojas de parra que luego utilizan como platos, vasijas que contienen algún alcohol que ellos mismos destilan y otros productos de la tierra para vender o cambiar. Por la tarde continuamos camino  y nos detenemos para contemplar las labores de agricultura de campesinos de la zona.
Al atardecer retornamos de nuevo a nuestro alojamiento para darnos una buena ducha, descargar las tarjetas en el ordenador y visionar el trabajo realizado si nos da tiempo, clasificando las imágenes y elaborando la plantilla de metadatos.
Quinto día de viaje, hoy visitamos la tribu Bonda, la más salvaje del lugar, su dialecto es el bondo, llevan el cuello lleno de grandes aros que es signo de su estatus económico y social, cuantos más aros llevan mejor status tienen y visten con ligeras ropas que ellas mismas elaboran con semillas de sus poblados, en invierno se cubren con una ligera túnica azul para resguardarse del frío. Los hombres son bastante peligrosos y no es conveniente fotografiarlos, bajan al mercado principalmente a beber alcohol, lo cual los hace más agresivos aún. Las mujeres se dejan algunas tomar fotografías a cambio de algunas rupias, cuentan que bajan fundamentalmente al mercado que se celebra un día a la semana en el poblado de Onnukadhi para intercambiar sus productos por especias para las comidas.


Esta vez el guía no consintió llevarnos a su poblado, pues decía que hace poco habían matado a dos turistas que fueron solos y que no era aconsejable visitar a los Bonda en su territorio, ya en la anterior ocasión nuestras vidas corrieron serio peligro y tuvimos que marcharnos de allí a toda prisa, después de habernos levantado a las cuatro de la madrugada para viajar hasta el poblado de Katamguda caminando casi más de dos horas a través de montañas y ríos. Fue una gran experiencia que esta vez no pudimos repetir, nos conformamos con verlos en el mercado y salimos al encuentro para verlos procesionar hasta el mismo.
(continuará)