viernes, 5 de octubre de 2012

15 años de viaje por el otro mundo (India, 2009)

Nuevamente de viaje a la India, esta vez me acompañaba Mati, quien nunca había estado allí y por fin se decidió a visitar este inmenso y variado país.
Llegamos a Delhi y desde allí volamos a Varanasi, ciudad santa, lo que quiere decir que va a ser difícil tomar una cerveza y la comida casi toda vegetariano, pero bueno siempre hay excepciones...
 




 
 
Hacía mucho calor, por lo que como siempre madrugamos y a media mañana había que volver al Hotel a descansar, el calor se hacía insoportable a veces. Era la auténtica India, calles estrechas que daban a una gran avenida con mucho tránsito y diversidad de castas y religiones.
 
 


Mati, al ser la primera vez que venía alucinaba con todo aquello y no se arrepintió en absoluto de tomar esta vez la decisión de acompañarme, aunque por la tarde diésemos una vuelta por las orillas del Ganges para ver los crematorios y oficios fúnebres. La verdad es que a ambos nos encantó Benarés o Varanasi como suelen llamar a esta ciudad del Noreste de la India.
 
 
Este viaje trabajé más en formato digital, empleando una cámara de sensor completo alternando dos objetivos: 24-105 y 17-40mm., también utilicé mi formato panorámico argéntico, aunque esta vez sólo hice cinco rollos.
 
Después de tres días allí volvimos a Delhi, donde nos esperaba Misra, el guía que normalmente utilizaba mi querido  amigo Jesús Jaime.
 
Nos dispusimos a visitar Rajastán, tal como lo había hecho cinco años antes, para mostrar a Mati esta otra India de suntuosos palacios mezclados con la miseria de la mayoría de sus habitantes, las luces y las sombras, como le llamé a mi anterior trabajo en esta zona.

Comenzamos por Agra para visitar el Taj Mahal, esta vez nos fuimos temprano a la otra orilla para intentar hacer algo de reflejos sobre el río, aunque había muy poca agua, para ello madrugamos bastante y luego visitamos el palacio. Después continuamos la ruta camino de Jaipur, la ciudad azul y visitamos sus alrededores.

 

 

Camino de Pushkar nos desviamos a un poblado llamado Pachewar famoso por su fuerte, que me había recomendado Jesús, allí estuvimos un par de días, lugar tranquilo con gente amable donde realicé quizás la mayor parte de las fotos importantes del viaje. Realmente era lo mejor, quedarte en un lugar y así te familiarizas con la gente y puedes trabajar mejor.

La mitad de las fotos seleccionadas para este reportaje se hicieron en Pachewarde allí partimos hacia Pushkar, también ciudad santa, aunque demasiado turística, tiene un enorme ghat donde la gente hacen sus plegarias y abluciones, pero estaba en obras, con lo cual la estancia allí fotográficamente fue nula, por lo que partimos rumbo a Jaisalmer, la puerta del desierto del Thar, aunque esta vez no me adentré en él. Merece la pena visitar esta ciudad si vas al Rajastán, aunque es uno de los puntos más lejanos, el calor allí llegaba a ser asfixiante y encima con los cortes de energía eléctrica a veces te quedabas sin aire acondicionado en el hotel y sin refrigerador para las bebidas en los restaurantes.
 
Retornamos hacia Delhi por Bikaner y Mandawa, famosa por sus havelis, casa pintadas que son una auténtica maravilla, aunque como casi todo por allí, muy abandonado y sin cuidado alguno, que pena.
 
Por el camino íbamos parando cuando nos encontrábamos alguna situación interesante y a Misra no se le había ido el pie en el acelerador, las carreteras habían mejorado bastante en esta zona, por lo que nuestro chófer pisaba a fondo, a pesar que iba todo el camino diciéndole: "despacio, foto, foto..." pero ni caso, el estaba deseoso por llegar a la ciudad de destino cuanto antes. La verdad es que no tuve suerte con los guías en esta zona de la India.
 
 
Pese a todo encontramos algunas situaciones interesantes como la foto de arriba, una cooperativa que se construía sus propios ladrillos para sus casas y sobre todo la de las cosechadoras de trigo que hay un poco más arriba en este reportaje, que me "pagó" este viaje con el premio conseguido en el Certamen de Salamanca Agricultura y Ganadería.
 
Bajo mi punto de vista Rajastán se ha vuelto demasiado turística y ya todo el mundo te pide rupias su quieres hacerle una foto y algunos a tarifa alta. Es complicado hacer fotos sin estar rodeado de niños pidiéndote y mujeres que son muy reacias a la cámara fotográfica, quizás todo esto tenga bien parte de culpa la fotografía digital que ha popularizado en exceso el reportaje de viajes. A veces te ves fotografiando en un poblado lejano donde crees que no ha ido nadie todavía y los niños se acercan a mirar por la pantalla LCD para ver la foto.
 
La India es un país muy grande y con gran variedad de culturas, así que en futuro procuraré ir a otra región, para mi Rajastán, está ya acabado y estoy satisfecho de lo que he realizado en esta zona.
 
 
 

1 comentario:

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